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Sentía el frío de aquella arma punzante en la cíen, estaba allí como si la muerte me estuviese saludado desde el otro lado de la calle

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Sentía el frío de aquella arma punzante en la cíen, estaba allí como si la muerte me estuviese saludado desde el otro lado de la calle. No quería mover ni un solo pelo, temblaba.


—Ahora, dámelo— El viejo hombre, que parecía mandar al que me tenía sujeto demandó.


El otro no respondió, su rostro daba a entender que se encontraba indeciso. Me tensé buscando con la mirada alguna forma de escapar. Pelearía hasta el final si era necesario.


—Woojin— El hombre sonaba rudo y frío, su ronca voz irrumpía con fuerza nuestros tímpanos— Obedece.


El chico de cabellos castaños temblaba, podía sentirlo. Poco a poco fue soltando mi agarre, pero el tal "fusil" persistía en mi cabeza.


—¿Qué harán con él? — Preguntaba.


Una horrorosa risa resonó por la habitación.


—¿Estás desobedeciendo mi orden, Woojin?


Yo tragué saliva. Era un acto apresurado, pero no podía aguantar más esta situación.


Con un movimiento rápido mordí el brazo del hombre el cual me mantenía cautivo, ante el shock el tal Woojin se desestabilizó y yo logré atinarle un golpe en el mentón, arrebatándole el arma. Casi como por instinto apunté al otro sujeto quien me miró algo impactado por la escena.


Los guardias tomaron la oportunidad y se adentraron en la habitación, con destreza apuntaron sus armas a los sujetos. Mis manos temblaban y Nayeon se puso alerta también, dispuesta a atacar.


El hombre viejo solo me veía a mí, con una sonrisa espeluznante.


Parecía muy tranquilo a pesar de la situación.


Tragué saliva.


—Estás acabado humano. —Miré a los soldados. — Arréstenlo.


Pero un sonido que ya conocía muy bien sonó en todo el lugar.


En cuestión de segundos el sujeto había sacado una especie de fusil, pero mucho más pequeño y había causado que los hombres de la guardia cayesen uno tras otro. Yo me quedé quieto en mi lugar, en shock.

Wolf a BearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora