La prostituta de la calle 224

IV

Inocencia robada

Las personas mueren y necesitan donde descansar sus restos, lo mejor era ser enterrado, al menos el cadáver sería descompuesto e integrado a la tierra. La inocente adolescente sólo lloraba con gran tristeza y frustración, porque eran tan pobres que no podían pagar ni siquiera una lápida. Por lo que su retrato pintado con carboncillo a mano por Lisa era la única forma conservar un recuerdo de Sora. La inocente dama estaba tan triste que se estaba arrepintiendo de dejar ese lugar. Ahora tenía miedo por lo que pudiera suceder si se iba con Ichigo.

Mientras que el joven en su mansión disfrutaba de la visita de sus amigos y vecinos en una fiesta sorpresa organizada por su dulce madre. Pero esto arruinaba sus planes para llevarse en su carruaje a la chica sin que sus padres se dieran cuenta. El muchacho estaba pensando en cómo solucionar el problema, cuando arribó hasta él Masaki.

- Tu padre y yo compramos para ti, tu propio carruaje y un par de caballos... - dijo la fina mujer

- Anda vamos a verlo... - dijo uno de sus amigos

- Es más ahora que estamos todos te ayudamos a subir todo de una vez a tu coche nuevo... - dijo otro de los jóvenes

- Gracias chicos... - dijo nervioso el pelirrojo

- Anda, acepta la ayuda de tus amigos... para que este listo el carro para mañana. Así solo tengan que preparar a los caballos... - dijo la dama arreglando la corbata de su hijo

- Está bien... vamos a mi cuarto... - dijo el de ojos avellana pensando en una idea

Un buen grupo de jóvenes lo siguieron. La mayoría con copas de vino y champagne en las manos, se las tomaban en un trago. Así que cada que dejaban una de las valijas de Ichigo y pasaban por el salón tomaban una nueva bebida. Así que cuando terminaron de subir las 6 maletas ya estaban bastante ebrios. En un reflejo de conciencia, mientras el grupo descansaba junto al coche.

- Gracias chicos... pero debo irme... - dijo el pelirrojo mirando su reloj de bolsillo

- ¡Espera Ichigo! ¿Qué tal si vamos al club de caballeros no lejos de aquí...? - dijo el de lentes

Esto le dio un leve escalofrío al muchacho de la promesa. Pues a solo un paso de ese lugar se frecuentaba con su bella novia.

- ¿Club de caballeros? - preguntó otro hombre más alto, de cabello castaño, musculoso de piel morena

- Sí. Encontré en el bolsillo de mi papá está tarjeta... - dijo el de cabello azul oscuro

Sacó de su abrigo el trozo de papel.

- ¡Déjate de tonterías Ishida! Es un club para jugar polo... Tck. Pero que aburrido... - comentó un joven de ojos azul celeste

- Yo también debo irme. Mi padre quiere que siga mi carrera de periodista en Nueva York... así que no pienso quedarme... - dijo uno de los jóvenes de cabello negro y piel blanca

- Vamos. No se dejen engañar. Si miran la tarjeta a contra luz puedes ver lo que hay en ese lugar en realidad... - insistió el de gafas

- Noitra, Grimillow, Szayel... según recuerdo ustedes también tenían que ver a sus padres en Nueva York... sí quieren los dejó en la estación de Central... - dijo el de pálida piel y ojos verdes

- Sí me haces ese favor Ulquiorra con gusto aceptó... - dijo el de cabello azul cían

- Yo también. No quiero soportar los regaños de mi viejo... solo que debo pasar primero a mi casa... - dijo el más alto de los hombres con cabello negro