XVI

73 13 5
                                    

Sin salidas

- ¡Bienvenido señores! Es bueno verlo señor Stark... - dijo la anfitriona

Pero el susodicho no dijo una palabra solo agachó la cabeza.

- Deja de estar jugando Ulquiorra... ¿En serio te vas a casar...? - dijo sin considerar el saludo Gilga

- Es en serio. Tú también deberías sentar cabeza... - dijo el ojiverde

- Lo peor es que gracias a eso nos van a empezar a molestar nuestros padres con eso... - dijo Szayel

- ¿Por qué será...? - dijo con sarcasmo el pequeño

- ¡Ho, vamos Ulquiorra! Nos gustan las mujeres sin que nos digan que hacer... - dijo el de cabello azul

Entonces todos se sentaron en su mesa favorita. Algo tensa la dueña fue hasta dónde seguían con su charla.

- Lo de siempre... - dijo Noitra

- Enseguida... - dijo la dama

Así que comenzó el espectáculo. Le sorprendió un poco qué se fuera a casar el extraño periodista, pero eso no era su asunto. Como era costumbre, Ciffer la sentó en sus piernas, mientras los demás iban arriba; cuando pareció quedarse dormido el pelinegro, la propia Orihime subió a su habitación. En cuanto se quedó en silencio la casa, el de blanca piel fue a tocar la puerta, rápidamente bajo del ático el menor. Aquel sonido despertó a la pelirroja.

- ¡Buenas noches Kazui...! - dijo el caballero

- ¡Es bueno verte papá...! Al menos haz cumplido con tu palabra... - dijo con una sonrisa el niño

- Sino lo hiciera de esa manera no sería un buen ejemplo para ti. Un hombre debe de tener palabra y cumplir con lo que promete... - dijo el hombre

Esto hizo reír al chico, al escuchar las voces la doncella se levantó despacio para revisar.

- Entonces, ¿lo trajiste...? - dijo el pelirrojo

- Por supuesto que lo traje. Pero no es igual al mío... porque el mío era un caballo, pero pronto tendrás el tuyo, tu propio potro... ¡Ha! Así que si no mal recuerdo, tu acertijo fue: "¿qué me hacia feliz...?" Era esto... - dijo el investigador sacando de su abrigo el juguete lo que iluminó los ojos del pequeño

 - dijo el investigador sacando de su abrigo el juguete lo que iluminó los ojos del pequeño

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¡Es hermoso...! - dijo el infante abrazando el peluche

- Yo solía jugar con un caballo de peluche cuando tenía tu edad... está viejo y desgastado... pero me hizo muy feliz... espero este oso haga lo mismo por ti... - dijo el pelinegro con una sonrisa

La prostituta de la calle 224Donde viven las historias. Descúbrelo ahora