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Usar o ser usado

Las dos damas llegaron a la cocina. Al ver en tan mal estado a la pelirroja de inmediato fueron por algunos ungüentos, vendas y medicamentos para curar las lesiones de la adolescente. Era común en su oficio sufrir heridas y golpes, por lo que ya estaban preparadas.

- Antes debes de bañarte... tal vez no te guste la idea, pero para evitar infecciones, hinchazón y mal olor... es lo mejor... por la sangre... - dijo la de cabello gris

- Vamos a llevarla... esos estúpidos la violaron y la dejaron semi desnuda en el patio... pudo morir de hipotermia... y cínicamente le dejaron unos dólares... - dijo Lisa

Entre Isane y la de lentes llevaron a la tina a la joven. Mientras que curiosa fue Unohana al jardín, recogió el dinero y lo llevó de regreso al comedor. En el baño las chicas limpiaron a la dama con su jabón de concha nácar y un poco de leche de burra. Después en una olla pusieron romero para darle un baño de asiento y la enjuagaron con bicarbonato disuelto en agua tibia. La vistieron y la ayudaron a bajar para terminar el tratamiento de la niña.

- Esos tipos además de cínicos... fueron crueles... le pagaron bien a la pequeña Inoue... $300 dólares... - dijo la mayor

- Nosotros cobramos $75 por toda la noche con un tipo... - dijo Isane

- Fueron 3... y no tuvieron piedad de mí... ni aunque les rogué... y yo no siquiera entendí que me hicieron... sólo sé que dolía mucho cuando entraban en mi cuerpo... - dijo llorando la adolescente

- Eso nos deja con $100 dólares por cada uno y por quitarle su virginidad a Inoue... fueron crueles, pero justos... - dijo Soi Fong

- ¡No digas eso! Ella es tan inocente que ni siquiera sabe porqué... - reclamó Lisa

- Tal vez tienes razón, pero tarde o temprano iba a toparse con la miseria y crueldad del mundo... no íbamos a poder protegerla por siempre... - dijo Unohana

- Por eso te advertí sobre los hombres. Los hombres no son buenos... solo nos buscan por unos buenos senos y unas caderas grandes... para desquitar su instinto... las mujeres como nosotras no tenemos la posibilidad de ser nada más que sirvientas, lavanderas o prostitutas... - dijo la muy molesta e indignada pelinegra con lentes

- Solo las mujeres que nacen en una casa con dinero tienen la posibilidad de vivir una vida tranquila y feliz... un cuento de hadas... después del final... luego de que se casaron... - dijo Unohana

- Pero aún así estamos vivas y al menos si hemos de vender nuestros cuerpos, que valga la pena... una cara bonita con buenas curvas... siempre vende... y entre más difícil... más pagan por ella... así que vamos a desayunar... - dijo Isane

- Es una lástima que tuvieras que conocer de esa manera lo cruel que es el mundo... pero ahora ya sabes lo que somos y como nos ven los hombres... haya afuera los que tienen el dinero y el poder son los hombres... aunque siempre hay que tener cuidado... ser una zorra astuta y buscar a los finos y frustrados hombres para sacarles un buen dinero... que valga la pena el sacrificio... - le dijo al oído Fong

Todas agacharon la cabeza ante aquellas duras palabras. Respiraron hondo y con sonrisa agria fueron al comedor. Todas aquellas palabras se grabaron en el corazón desquebrajado de Orihime. Aquella conversación, todo lo que Kurosaki le había dicho durante su violación y la manera en que la miraba se guardaron en su memoria como una verdad que nunca debía olvidar. Con gran amargura empezaron a comer, hasta que tocaron a la puerta.

- ¿Quién podrá ser a esta hora...? - dijo la de cabello gris

- Voy a ver quien es... - dijo Unohana

La prostituta de la calle 224Donde viven las historias. Descúbrelo ahora