Washington
La adolescente estaba nerviosa. Tenía mucho miedo. Pero Washington tal vez pudiera darle la libertad que ella anhelaba. El caballero le guió por el pueblo la chica se sorprendió un poco con todo lo que había a su alrededor, aunque ya no era confiada e ingenua, aún tenía un poco de inocencia ante el mundo. Esa belleza de su alma salía a relucir al ver su mirada llena de curiosidad.
- Gracias por su atención joven Hirako... - dijo la pelirroja
- No hay de que. Cuando necesites ya sabes dónde buscar... - dijo coqueteando el hombre
Aunque la herida mujer poco interés tenía. Solo fingió una sonrisa. Había mucha gente, esto le causaba gran tensión, pues no estaba acostumbrada a tanto movimiento. Le sumó aún más miedo el ver a una mujer luchar contra un muchacho ladrón qué se llevaba su bolsa. Era una dama elegante con joyas y peinado sofisticado. Se dio cuenta que ser muy atractiva en un lugar tan concurrido era peligroso, por lo que se cubrió con una mascada algo vieja y desgastada. Escondió dentro de las costuras su corsé su dinero, ensució con lodo y hojas su maleta para hacela pasar por inútil. Temerosa buscó con la vista el lugar donde cargaban la mercancía. No confiaba en pagar un boleto y no le dieran bien el cambio, no sabía muchos números, ni leer más de un par de cifras, por lo que no podía confiar en nadie.
Tarde por la noche, mientras miraba el movimiento claramente disminuir, buscó una oportunidad para subir al tren. Los distraídos guardias solo se fijaban en los pasajeros, no ponían mucha atención a simples cajas de madera entre paja, así que cuando se pusieron a fumar sin cuidar el vagón la adolescente se metió entre los paquetes. Era un lugar poco acogedor, pero tenía sus pocas esperanzas puestas en ese "Washington". Con una gruesa cobija de lana se cubrió, lo que ante los guardias la hizo parecer una simple bolsa, así que pasaron de largo cuando arrancó el ferrocarril.
Sin embargo el camino desde su lugar de nacimiento hasta la capital era complicada. No había una ruta directa, por lo que en cuanto vio que el tren en una desviación no iba a dónde quería se bajó. Literalmente saltó con todas sus fuerzas y siguió el camino con el endeble letrero que indicaba la ruta hacia la ciudad prometida. Guardo su grueso manto qué la había protegido del frío y la caída. Se mantenía tapada con una harapienta frasada mientras andaba. Tenía un poco de hambre, pero no conocía nada así que era difícil saber que comprar. Lo único que reconocía era la fruta, escuchó con atención lo que decía el mercader antes de sacar unas cuantas monedas. Aplicando sus pocos conocimientos en números pago por la comida, antes de continuar con su búsqueda. Así luego de días, por fin llego a una nueva estación de locomotoras.
Esta era mucho más grande que la anterior, había muchas máquinas qué iban en todas direcciones. Sería difícil saber cuál iba a Washington. Entonces mientras miraba el comportamiento de los trenes, pudo ver un grupo de migrantes como ella. Al principio sintió la necesidad social de acercarse para platicar. Había pasado mucho tiempo sola y siendo los humanos seres de naturaleza amistosa, era difícil pasar largos períodos en aislamiento. Sin embargo casi de inmediato la adolescente desistió de esta idea, cuando vio a las mujeres beber hasta desmayar, algunas eran abusadas, otras menos ebrias se ofrecían por unas monedas y unas últimas huían, si eran atrapadas eran golpeadas, incluso violadas.
Solo recalcaba su creencia sobre cómo veían los hombres a las mujeres, así que se alejó, se mantuvo anónima para evitar los conflictos. En especial con rufianes tan sucios y desagradables. Ya era bastante con recordar lo que le había hecho su prometido siendo un hombre pulcro, educado y elegante, como para tener que soportar a alguien tan horrible. No, era algo intolerable. Así que se fijo en algo más grande, sí Ichigo siendo hijo de una familia rica le había "pagado bien", ¿cuánto podía haberle sacado a su padre? Un buen ejemplo era Shinji Hirako, quien sólo por su belleza y coqueteo le había dado unos billetes.
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La prostituta de la calle 224
FanfictionSí, la vida es difícil, pero especialmente dura para Inoue Orihime. Quien ha visto lo peor de la humanidad, no a tenido muchas alternativas para sobrevivir, por lo que se vio forzada a venderse. Sin embargo se aferra a la vida, a lo único que vale...