XLVI

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Sueño o pesadilla

- ¡Señor Ulquiorra! ¡Señor Ulquiorra...! - exclamó una y otra vez la de ojos grises llorando

- ¡Papá! ¡Papá...! - sollozaba el niño

Por el camino viajaba el ganadero con Kufang para realizar un pedido cuando escuchó los gritos.

- ¡Adelantate! Yo iré a ver... - ordenó el ojiceleste

- Esta bien Grimillow... Llamaré al doctor... - dijo el capataz

A todo galope se separaron los dos hombres. Rápidamente el de cabello azul fue dónde la prostituta, encontró una escena trágica de un niño, una bebé y una madre llorando a su amigo en el suelo.

- ¿¡Qué pasó!? - preguntó Jean

- No lo sé... Estaba jugando Kazui con mi señor como es costumbre... cuando simplemente se desmayó... - dijo la abrumada dama

- ¿Puedes caminar? - dijo el recién llegado

- No estoy segura... - dijo la pelirroja acariciando si vientre mientras cargaba a Noel

- Kazui... Ve a casa de Noitra... dile que Ulquiorra se colapso y necesito ayuda... después ve con Szayel, pídele que llamé a Kaien de inmediato... y además avisa a todos que vengan... - dijo el ganadero

- Con cuidado Kazui, por favor... - dijo la dama

- Sí mamá... - dijo el menor

El pequeño seco sus lágrimas, subió a la dócil yegua y fue en busca de los susodichos. El ojiceleste miró con atención a su amigo, se dio cuenta que estaba sudando en exceso, respiraba agitado, tenía fiebre o golpe de calor. Era obvio que la esposa estuviera preocupada, pero en su estado era peligroso, una vez más sufría un susto fuerte gestando. Por lo que Grimillow no quiso decir algo sobre el estado de Ciffer.

- Tú, ¿cómo te sientes...? - dijo el de cabello azul

- Un poco extraña... Me duele un poco, como agujas... aunque nada más... Tal vez algo mareada... - dijo la mujer

Eso había distraído a Orihime. Entonces no tardaron en arribar Gilga y Tier.

- ¿Qué pasó? Se veía muy nervioso Kazui... - dijo el alto pelinegro

- Se desmayo Ulquiorra... Yo lo llevo, pero me preocupa Inoue, no se puede mover y siente mareo... Así que, ayúdame a cargarla a dentro, por favor... El doctor ya viene... - dijo el ganadero

- De acuerdo... - dijo el de armas

El ojiceleste con cuidado tomó en brazos al periodista. La rubia se acercó a su amiga para tomar a la bebé, mientras el pistolero cargaba despacio a la pelirroja. El de piel ligeramente tostada subió hasta la alcoba principal para recostar al reportero, con un nudo en la garganta le quitó los zapatos, calcetines, corbata y saco. No era doctor ni veterinario, pero por instinto puso fomentos agua fría en la cabeza y el pecho para bajar su temperatura. Gilga iba a llevar a la de blanca piel arriba, pero está lo detuvo la embarazada. La ojiverde subió al cuarto de la niña, seguida de la ansiosa nana al oír llorar a la pequeña.

- No señor Noitra, si subo, solo me voy a sentir peor... Necesito calmarme por el bien de nuestro bebé... - dijo Orihime

El de la armería la sentó suavemente en el sillón, mientras la de ojos grises acariciaba su vientre.

- Cómo quieras princesa... Sí así te sientes más tranquila está bien... de todas formas ya viene el doctor... y Halibell cuida a Noel... - dijo el alto pelinegro

La prostituta de la calle 224Donde viven las historias. Descúbrelo ahora