XIX

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Consumación

La casa se lleno de risas, vítores y felicitaciones. El sacerdote no dejaba de llorar felicitando a Orihime, le tomaba de las manos colmandola de bendiciones, ya no era una madre soltera qué debía esconder a su hijo, ahora era la orgullosa señora de Ciffer, una dama de sociedad. El periodista se reunió con su selecto grupo de amigos.

- Con ese vestido solo me confirma que escogiste una buena hembra... - dijo Jaquen

- Gracias por el cumplido... por cierto Szayel, ¿puedes ayudarme con algo...? - dijo el ojiverde

- Hmp. Por supuesto... ¿Qué necesitas Ulquiorra...? - dijo el pelirosa

- Despedí a un par de sirvientas por tener una lengua muy larga. Así que necesito dos nuevas... calladas y que sepan respetar a mi señora... - dijo el de pálida piel

- ¡Je, je, je! Se nota que ya eres todo un hombre defendiendo a su esposa... - dijo abrazándolo por el cuello Gilga

- Obviamente. Si no lo hiciera no sería un buen esposo... además, ¿me vas a prestar tus archivos de armas de las armas de la familia Ishida de hace 6 años hacia atrás...? - dijo el recién casado

- Dices, ¿qué es para una nota relacionada con la muerte de tu padre? - dijo el alto

- Si, pero debo ser discreto. Por eso investigó de forma indirecta... - dijo el periodista

- Por supuesto... sirve que me ayudas con unos archivos para ordenarlos... sospecho que alguien vende a mis espaldas... municiones, pólvora e incluso partes de mis armas... - dijo el más alto

- Voy a investigar... - dijo el novio

- Por supuesto que buscaré a alguien apropiado... unas esclavas muy dóciles... - dijo el de gafas

- Te cuidado. Aún no tenemos evidencia tangible de que la familia Ishida a matado a ciertas personas para obtener dinero y propiedades... - dijo Stark

- Por eso le pedí a Bambinetta qué sea mis ojos y oídos dentro de la casa de citas... sin que sospechen... - dijo Ciffer

- Entiendo... y ¿no sospechas qué traman algo Kurosaki e Ishida...? Por algo buscaron a tu prima Rukia... curiosamente se acaba de titular como abogada... única heredera de Byakuya... - dijo Jaquen

- Sí lo sospeché, pero tengo las manos vacías... así que por ahora vamos a buscar las piezas... cuento con ustedes... - dijo el ojiverde

- No te arriesgues Ulquiorra. Mantenme informado... para mí es muy importante detener esa red de fraudes y desapariciones... - dijo el castaño

- Por eso no te preocupes. No soy tan osado... voy a cubrir las apariencias... - dijo el periodista

- Bueno... vamos a celebrar o llamaremos la atención... en dos días te tengo a tus nuevas sirvientas... obedientes, calladas y serviciales... - dijo el comerciante

- Tienes razón Szayel... le diré al mayordomo qué les asigné habitaciones... esperó no les incomodé qué me retiré... - dijo el investigador

- ¡Claro que no nos molesta...! Es raro en ti que seas el primero en irse a la cama...! - dijo el ojiceleste

Los presentes se empezaron a reír, el recién casado hizo una reverencia antes de ir donde su esposa, quien platicaba con las chicas de su negocio. Basterbine aún no se había adaptado por completo, ni había podido darle la carta a Byakuya, pues el caballero no había asistido.

La prostituta de la calle 224Donde viven las historias. Descúbrelo ahora