XXVI

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Dominio de lobos

Ichigo venía en su sencilla carreta con sus maletas y un par de caballos camino hacia el lugar de la invitación. Nunca había estado en ese lugar. Solo llegaba hasta Washington, pasaba mucho tiempo trabajando, en el hospital. Luego de muchas vueltas en su vida, se había decidido por seguir esa carrera, como su amigo Uryuu. Reconoció el fino coche de su futuro cuñado, así que los siguió de cerca, pero este desvío ligeramente, así que continuó su andar según el mapa qué le había enviado Byakuya. Entonces llego a una casa, aunque eran algo así como departamentos, a solo unos metros había una caseta con un par de guardias. Se acercó para preguntar pues el mapa le indicaba qué siguiera por el camino, pero estaba claramente restringido. Apenas visible iba una carreta con un par de escoltas andando por el sendero, perdiéndose entre los árboles.

- Disculpe caballero, mi nombre es Kurosaki Ichigo... creo que estoy perdido... debo llegar a la casa de Grimillow Jean Jaquen... el letrero de allá dice que está es la residencial Mackenna, pero no veo como llegar... - dijo el pelirrojo

El vigilante reviso una pequeña libreta.

- Hoy los señores iban a tener visita. Ve si está en la lista... - dijo otro de los guardias

Buscó entre las páginas.

- ¿Tiene su invitación? - dijo el del cuaderno

- Sí claro... - dijo confundido el forastero

El intruso del bolsillo de su abrigo sacó un sobre. El vigilante lo tomó y lo anexó al cuaderno.

- Está en la lista. Pero no puede ir con el coche, debe dejar aquí sus cosas... irá con un guardia acompañado hasta la casa del señor Grimillow... - dijo el recepcionista

- ¡Espere! Necesito mis cosas... voy a quedarme... - dijo alterado el de ojos avellana

- Lo siento. No puedo, son órdenes de los señores... debe hablar con ellos si quiere quedarse y que le permitan el ingreso de su coche... todo se queda en esa bodega... no se preocupe se queda bajó llave y les daremos de comer a los caballos... ahora suba al corcel junto al compañero... - dijo el hombre con la libreta

- Tck. Por supuesto que hablaré con esos locos... - dijo molesto Kurosaki montando al equino

Fue un paseo callado, tenso. Aquel lugar era desconocido totalmente para el entrometido, no tenía poder alguno, debía acatar las reglas de sus viejos amigos. Luego de un rato finalmente llego a una de las casas más grandes que había visto en su vida, los pastizales eran tan extensos, llenos de animales que no sabía dónde terminaban, apenas era notable donde empezaba la propiedad gracias a una fila de grandes manzanos.

- Adelante caballero. Después de las 5, estaremos haciendo una ronda cada hora para custodiarlo de vuelta a la entrada... - dijo el guardia sin bajar del caballo, sujetando el corcel de Ichigo

- Gracias... les diré sobre mis cosas a Grimillow... vengo de lejos para esto... y no hay un hostal en kilómetros... - dijo con un pesado suspiro el invasor

Fue a la puerta, tocó y lo recibió un mayordomo.

- Adelante caballero. Mis señores lo esperan en el comedor... - dijo con una reverencia el sirviente

Con gesto de la mano le indico la dirección. Se escuchaban las voces de los caballeros.

- Es horrible. Imagínate tener esa mujer a lado y no poder disfrutar de sus placeres... - dijo el de cabello azul

La prostituta de la calle 224Donde viven las historias. Descúbrelo ahora