VII

130 14 4
                                    

Zorra roja

- Ya veo. He venido de un lugar muy cerca de la zona de conflicto. Hay muchos esclavos aún. Y por lo mismo cargo algunos problemas legales con una propiedad qué me ha sido heredada... tal vez, ese señor... - mintió de un modo tal qué sin duda Ukitake le creyó

- El notario es el señor Kuchiki Byakuya... - dijo Jushiro

Pará entonces ya habían arribado al modesto recinto religioso.

- Por supuesto señorita... - dijo más tranquilo el caballero, pensando que la dama empezaba a creer en él

- ¿El señor Kuchiki...? - preguntó interesada la pelirroja

- Es el notario más importante de la capital, también se encarga de embargos, bienes raíces y todo tipo de asuntos legales con propiedades... - comentó el clérigo

- ¡Ho! Ya veo. Y ¿dónde puedo encontrar al señor Kuchiki...? - dijo la adolescente

- Es cierto que él te puede ayudar. Pero es un hombre frío, prácticamente incorruptible, muy dedicado y estricto... en especial se ha amargado al perder a su esposa Hisana... es un viudo relativamente joven... frustrado por no tener hijos ni más familia... - dijo el de cabello plata

Este se detuvo al darse cuenta que estaba dando demasiados detalles sobre la vida personal del notario. Esto frustró un poco a la pelirroja, pero para poder seguir obteniendo información del padre debía jugar un poco con él. Mostrar un falso interés a sus palabras vacías sobre ese tal Dios.

- Y dígame señor Ukitake, ¿por qué Dios manda a personas cómo usted a dar ayuda a una persona como yo...? - dijo la doncella solo como modo de enganche

Aunque esto le dio gusto al de sotana.

- Porque Dios nos bendice... dando a todo ser un destino... un porque existir... su hijo dijo: "la verdad os hará libres...", la verdad está en la palabra de Dios que dejó a los hombres en la biblia... - comenzó con su sermón el cristiano

Cosa que le pareció sumamente aburrida a la chica, pero conocía el poder de una falsa sonrisa. Así que tuvo que soportar un montón de palabrería inútil sobre un Dios que juzga y castiga, pero en realidad no ayuda mucho a los humildes, su pregunta mental fue: "¿por qué creer en él, si de todas formas no le iba a salvar? ¡Vaya tontería!".

- Gracias por todas sus palabras padre... - dijo la pelirroja

- Siempre estoy para quien necesita una mano amable... pero espera un momento para que te de un poco de comida... - dijo con una sonrisa el de sótana

Orihime no se movió solo porque se trataba de alimentos. Dicen que el diablo está en los detalles, aunque es en realidad al revés. Dios está en todas esas cosas o personas que a veces no notamos. El caballero le dio una hogaza de pan, un par de frutas y una botella de leche. La desconfiada adolescente las tomó, hizo una reverencia y dejó el templo. Necesitaba escoger la mejor propiedad para pedirle al notario entonces vio la última propiedad de la calle 224, la número 44.

Está derruida estructura tenía un gran jardín al frente, atrás también poseía un enorme espacio. Era ideal para ampliar y construir un establo. Tal vez incluso una zona de tiro. Eso llamaría la atención de hombres acaudalados y sin grandes sospechas de que en realidad sería un prostíbulo. Debía ser inteligente en como manejar a sus clientes. Requería tiempo, cosa que tenía de sobra, así que por esa noche se quedó en la propiedad derruida. Entró por la maltrecha ventana. Buscó un lugar seguro dónde guardar sus cosas. Encontró una vieja alacena con unas tablas sueltas en el suelo. Allí metió sus papeles y su corsé con el dinero lo cubrió con una sabana, puso las tablas de vuelta y encima su maleta. No durmió mucho, apenas se acomodó en uno de los pocos lugares secos en la sala para dormir. No debía lastimar sus manos, los hombres al besar el dorso de su mano se fijaban mucho a primera vista en heridas, cicatrices, uñas sucias y callosidades; cosa que delataba qué eras una sirvienta o campesina. Lujo qué no se podía dar Inoue, debía parecer una dama de alta sociedad, en especial su próxima víctima.

La prostituta de la calle 224Donde viven las historias. Descúbrelo ahora