XXIV

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Precauciones

El ojiverde tocó la puerta, la sirvienta abrió la puerta, dio pasó al intruso, viejo conocido. Así que entró con cierta tensión en el pecho, fue hasta la oficina y entró a la estudio.

- ¿Qué haces aquí Ulquiorra? - dijo el abogado

- ¿Qué voy a hacer? Obviamente vengo a que me firmes unos papeles, así que tomaré tu imprenta prestada... - dijo algo cínico el periodista

Quien empieza a hacer copias de los documentos sin pedir permiso. El ojiverde los extiende a su primo, qué lo miraba con cierta tensión. Mientras revisaba de forma rápida para firmar inicio la conversación.

- ¿Por qué lo hiciste? Sabías que yo salía con esa mujer... - dijo con un nudo en el pecho

- La pregunta aquí es, ¿por qué tú no lo hiciste...? - dijo frío el intruso

- ¿Qué dices...? - dijo desconcertado Kuchiki

- Sí. Yo me reencontré con ella hasta ahora... yo era un joven indeciso, inmaduro y con poco entendimiento de mis acciones... cuando esa mujer llegó a tu vida... tuviste años para hacerle la propuesta... yo te dije en una carta que por mi estaba bien... entonces tuve una oportunidad de estar con Inoue Orihime... y la tomé... fue todo... Tú nunca dijiste su nombre en las cartas... tampoco mencionaste a que se dedicaba... solo lo pusiste que no era de nuestra clase social... a mí en lo personal no me importa lo que fue, pero a ti ¿qué te detuvo...? - dijo el de pálida piel

Aquello dejó pensando al notario quien terminó de firmar. Ciffer dejó las copias a su primo y tomó las demás.

- Te voy a decir algo más... en un desliz... hace 7 años... tuvimos que ver... no mucho después, a lo máximo un par de semanas tú también estuviste con ella, de hecho los siguientes meses... De eso, nació un niño maravilloso... qué hoy es mi hijo... ¿La hubieras aceptado con un niño, Byakuya...? - dijo provocativo el comunicador

- ¿La señorita Inoue tiene un hijo...? - preguntó fuera de sí el abogado

- ¿No lo sabías...? Bueno nació unos 9 meses después de que te conociera... Haz tus cuentas... - dijo con una sonrisa extraña el de labios negros antes de salir de la casa

Eso empezó a romperle la cabeza a Kuchiki, a llenarle de pensamientos y dudas, ¿Acaso el hijo era de Ulquiorra o era ¡de él!? Ahora navegaba por su mente la idea de haber concebido un hijo. Orihime sólo miró a su marido, abrazo a su pequeño.

- ¿Te dijo algo? - preguntó la pelirroja

- No en realidad. Además ¿eso importa? - dijo el caballero

- No supongo que no. Vamos a casa... no quiero estar aquí... - dijo la dama

- Lo entiendo. Hay mucho que hacer para la fiesta del té con mi prima... - dijo el pelinegro

El periodista le entregó los papeles a su esposa, emprendiendo el viaje. Días después llegaron para descansar a su casa, al menos eso pensaron, tuvieron que pasar tiempo jugando con los perros. Era algo que hacía muy feliz a Kazui y por lo tanto a la pareja.

- Escoge uno para que duerma contigo. Puedes tener uno diferente cada día. Te vas a hacer responsable de cepillarlos, darles de comer, ponerles nombre y ponerlos en su corral en las mañanas... - dijo el de pálida piel

- ¿Solo uno papá? - dijo el menor

- Sí. Los demás deben cuidar la casa... debes aprender a manejar a los perros, para que te obedezcan. Solo ronden la casa y no se alejen demasiado y no te escuchen... ese es tu trabajo el fin de semana... ¿De acuerdo? - dijo el caballero

La prostituta de la calle 224Donde viven las historias. Descúbrelo ahora