Encuentros indeseables
Al amanecer el ojiverde lleno de besos a su esposa antes de bajar para bañar a su hijo. Inoue no entendía que pasaba. Su marido había enloquecido, iba y venía con una lista en la mano, mientras desayunaban, también cuando jugaban con el niño, incluso durante la cena.
- Vas a tener una linda hermana... - dijo el caballero
- ¿Cómo Lily o Nila? - preguntó inocente el pequeño
- Es una bebé como Nila, Kazui... y ¿nos vas a ayudar a cuidarla? ¿verdad? - dijo el pelinegro
- Nila es muy linda y pequeña, es suave... sí va a ser tan bonita... prometo que voy a cuidarla siempre papá... - dijo gentil el infante
- Va a ser aún más pequeña y va a necesitar mucha atención... - explicó el ojiverde
- ¡Ho! ¡Qué bonita! Voy a jugar con ella... - dijo el menor
- Cuando crezca... pero, al nacer podrás sonar sus sonajas, cantarle, ponerle su colgante para que duerma, la vas a cobijar... vas a ser un buen hermano mayor... - dijo Ciffer
- ¡Sí! Y le voy a llevar flores... a su cuarto... ¿va a tener su propia alcoba? Quiero a mi hermana... pero yo también quiero mis cosas... - dijo algo envidioso el pelirrojo
- Por supuesto Kazui. Tu papá no te va quitar tus cosas, tu hermana va a tener las suyas... pero, es muy frágil, los bebés son delicados cuando son pequeños... tú eras así Kazui, solo que no lo recuerdas... tenías tu espacio... nunca compartiste habitación conmigo... así va a ser con ella... - dijo la dama al notar esa amargura en su hijo
- ¡Ha! Esta bien. La voy a cuidar mucho mamá... - dijo el niño
Finalmente lo llevó a dormir Ciffer. Estaba muy feliz, por lo que sonreía, algo difícil de ver en el periodista. Al día siguiente empezó a mandar telegramas para todo lo que necesitaba, entre las cosas de la fiesta para Kazui y el cuarto del bebé, aquello era un caos. El jardín iba a tener varios juegos temporales y un par de niñeras para cuidar a los menores mientras los demás invitados celebraban adentro. Ahora que por fin había recuperado sus pinturas, estás lucían en la casa, también había mandado a arreglar de una en una las joyas desvalijadas.
Orihime sólo veía con cierta tensión la cantidad de dinero que Ulquiorra estaba gastando. Cosa que a él no le preocupaba, ahora con el 95% de la industria de periódicos locales y nacionales en su bolsillo, ganaba mucho más que antes, un 24% adicional, gracias a las franquicias. Además las ediciones que reimprimia le dejaban un 60% de utilidad bruta.
Szayel decidió mandar a unos mensajeros con las piezas del pantano, era tiempo de que volvieran con sus dueños o al menos sus familiares. Ya no había peligro de que las robaran, así que mando el anillo de compromiso con una nota a la familia Miyamoto, otra a la Honsho con la esclava y finalmente el halo de piedras de colores a Kaien. Los envolvió bien en algodón y guardo en una caja para que no fuera visible el contenido, además confiaba en sus mensajeros para entregar las joyas.
La Navidad llegó con muchos regalos pero no solo para Kazui, Lilinette y Nila, sino para los bebés que aún no nacían. Para Bambinetta fue la cuna y algunas mantas, para Tier fue la remodelación de la habitación de su bebé, aunque eso le generaba mucha ansiedad. En casa del periodista fue un montón de prendas para niña, el pequeño no le dio mucha importancia porque recibió un tren nuevo, zapatos y más ropa. Inoue se sintió conmovida por los ropones de su nuevo bebé. Era muy diferente a Kazui, al principio no lo quería, odiaba al progenitor, no tenía dinero para comprar ropa, apenas para darle una cama y algo de comida. Ahora ella había deseado tener ese bebé, adoraba a Ulquiorra, quien tenía dinero de sobra para darle todo a los dos niños.
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La prostituta de la calle 224
FanficSí, la vida es difícil, pero especialmente dura para Inoue Orihime. Quien ha visto lo peor de la humanidad, no a tenido muchas alternativas para sobrevivir, por lo que se vio forzada a venderse. Sin embargo se aferra a la vida, a lo único que vale...