Los 4 magníficos
A pesar de su frustración inicial por sus meses sin trabajar, estaba enamorada de su pequeño. Aún le tomó 40 días más, mucho té, vendas y baños especiales recuperar su figura. En esas semanas durmió no en su alcoba sino en el cuarto en el ático. La feliz madre resguardo ahí a su pequeño, para mantener su reputación nadie más podía saber de su bebé. Por lo que todo lo que tenía que ver con su hijo lo hacía a escondidas, sus compañeras eran quienes compraban la comida, ropa, incluso la cuna la compró en piezas para no verse asociada. Al estar tanto tiempo sin aparecer, se preocupó mucho el sacerdote, por lo que fue a buscar a la dama a la casa. Con diferentes regalos, incluyendo agua bendita para curar la casa, ostia y vino sacro. Alegré con su cesta fue a la puerta esa mañana, tocó a la puerta y le habló a la chica.
- Señorita Inoue. ¡Buenos días! Solo quería saber sí está bien hace mucho que no va a la iglesia... - dijo el de cabello blanco
La única despierta en la casa era la pelirroja quien alimentaba a su bebé, al escuchar la voz del sacerdote, pensó en algo rápido.
- Sin pecado concebida... Está abierto padre... entre... - dijo la doncella
El religioso abrió despacio y entró en la silla vio a la hermosa pelirroja con su hijo abrazado a su pecho, cubiertos por una manta. Ante la luz del alba era la imagen más bella que pudo presenciar, como la virgen con Jesús, por lo que quedó maravillado el católico.
- Así que ya nació tu bebé... - dijo el caballero poniendo las cosas en la mesa
- Sí. Por eso no había podido ir a verle. Además quisiera su ayuda padre... - dijo la mujer
- Por supuesto hija... ¿Qué necesitas...? - dijo el hombre
- ¿Le puede bautizar y registrar...? - dijo la dama
- Claro hija mía. Y, ¿cómo se llama este pequeño...? - dijo el de túnica negra
- Kazui, Inoue Kazui... - dijo la pelirroja
El amable caballero sacó el agua bendita y unos papeles, para poder llevar la hoja con el notario y su inscripción en el registro civil. Así quedó el niño con un espacio en su acta, solo tenía a su madre.
Con el pasó de los días se fue haciendo más importante la pequeña casa de citas. Se llenó de clientes importantes, así como de otras hermosas damas maltratadas qué buscaban refugio. Esto no impedía el crecimiento de su hijo, quien vivía entre el ático y una burbuja con las chicas que le daban cariño al niño. En unos años se volvió un lugar muy exclusivo, solo con una tarjeta que había desarrollado la de ojos grises se podía ingresar. Para mantener una clientela renovada creciente y activa, la ahora administradora, la más cara prostituta y máxima figura del deseo de Washington, Inoue Orihime brindaba una carta de invitación con una marca de agua. Gracias al constante ir y venir de estos hombres poderosos, la calle 224 se volvió muy concurrida, ya no era un sitio de casas abandonadas, sino una área residencial, con un elegante restaurante y un acogedor hotel.
Pero los años pasan más rápido de lo que la ahora mujer de 22 años podría querer. Amaba a Kazui, pero no podía evitar que creciera, ya tenía 6 años y debía ir a la escuela, pero si se negaba a llevarlo, debía mantenerse como una aventura, no como la madre débil, tierna y ama de casa. Pero al ser su hijo un varón y no una niña se volvía más rebelde por no tener con quien convivir, como figura masculina. Sin embargo esa tarde de viernes, después de una fresca lluvia, mientras en el club se presentaba un baile de can can, un par de hombres a caballo andaban por la ciudad sin saber que hacer o donde ir.
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La prostituta de la calle 224
ФанфикSí, la vida es difícil, pero especialmente dura para Inoue Orihime. Quien ha visto lo peor de la humanidad, no a tenido muchas alternativas para sobrevivir, por lo que se vio forzada a venderse. Sin embargo se aferra a la vida, a lo único que vale...