Cafuné | Pedri & Gavi

23.- No hagas ruido.

Recogieron la cocina y Pedri subió a su habitación para deshacer la maleta y echar la ropa a lavar. Miró su móvil, deseando tener algún mensaje del sevillano, pero cuando no vio ninguna notificación lo dejó cargando antes de volver a bajar al salón. Pasó lo que quedaba de tarde jugando a la Play con su hermano y cuando se hizo de noche, decidieron irse a dormir. Ninguno de los dos tenía hambre como para cenar, habiéndose atiborrado de croquetas unas horas antes. Cuando Pedri volvió a su habitación, fue directo a coger su móvil y sonrió automáticamente cuando vio que tenía una llamada perdida de Pablo. Se sentó en la cama y decidió llamarle por videollamada, incapaz de aguantar las ganas que tenía de verle. En cuanto Pablo aceptó la llamada y la pantalla de su móvil se llenó de la cara del sevillano, sintió que se le salía la sonrisa de la cara.

-Hola - Dijo riendo al ver como Pablo se revolvía en la cama buscando una posición cómoda.

-Hola - Contestó con una sonrisa enorme peinándose un poco el pelo.

-¿Ya estás en la cama? - Preguntó recorriendo con su mirada cada parte de Pablo que podía ver a través de la pantalla.

-Sí, estaba muerto - Suspiró tumbándose boca abajo apoyado en sus codos mientras sujetaba el móvil con una mano - Llevo un rato ya aquí, pero no me puedo dormir.

-¿Y eso? - Preguntó preocupado.

-No sé - Se encogió de hombros mordiéndose una sonrisa antes de añadir - Me falta algo, odio estar solo.

-Te falta algo - Repitió alzando las cejas y sonriendo al ver cómo rodaba los ojos.

-Tú, idiota - Resopló - Me faltas tú.

Pedri sintió una sensación cálida llenarle el pecho, le dedicó una sonrisa que sabía que reflejaba lo muchísimo que le quería y no se lo pensó dos veces, le echaba demasiado de menos aunque solo hubiesen pasado unas pocas horas desde que se habían visto.

-Ven a dormir conmigo - Propuso en un susurro y supo que era exactamente lo que estaba esperando el sevillano cuando este se levantó rápido de la cama.

-Me visto, pido un taxi y estoy allí en 20 minutos como mucho - Dijo con una sonrisa enorme antes de lanzarle un beso y colgar la llamada.

Pedri rió enternecido y aprovechó para quitarse la ropa, poniéndose sólo un pantalón de chándal, y lavarse los dientes mientras contaba los minutos que faltaban para que llegase. Ni medio día habían aguantado sin estar juntos, no sabía cómo iban a llevar estar separados durante las vacaciones. Cuando finalmente escuchó el timbre, le faltaron piernas para bajar las escaleras rápido y abrir la puerta. Pablo estaba ahí de pie con una mochila pequeña, vestido con un chándal negro con la capucha puesta y estaba tan guapo que se le olvidó respirar. No reaccionó hasta que el menor puso las manos en su pecho echándole hacia atrás para poder entrar y cerró la puerta rápido antes de lanzarse a sus brazos. Pablo abrazó su cintura y suspiró contento en su cuello, mientras los brazos del canario subían para rodearle los hombros y apretarle contra él. El olor del sevillano le invadió y le hizo hundir la nariz en su sudadera sonriendo. No aguantaba más sin besarle. Así que subió las manos a su cabeza por encima de la capucha y le separó lo justo para mirarle, dedicándole una sonrisa antes de unir sus labios. Pablo suspiró en cuanto notó el contacto entre sus bocas y se pegó más a él, devolviéndole el beso. Movieron sus labios de la forma más delicada posible, besándose lento, sin prisas, disfrutando de lo bien que se sentía. Y cuando se separaron, unieron sus frentes con un suspiro que parecía decir "Ahora sí, ahora estoy en casa de verdad".

-Tienes el pelo empapado - Murmuró Pedri cuando se separaron mientras le quitaba la capucha y le peinaba con manos suaves.

-Es que me he dado una ducha rápida antes de venir - Sonrió buscando sus labios de nuevo para darle un beso corto.