7.- La fiesta.

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El día anterior habían tenido partido contra el Villarreal y aunque era un rival difícil, les había salido todo bien. Habían ganado 3-0 y no sólo estaban contentos por el resultado, sino por lo bien que habían jugado todos y el dominio que habían demostrado durante todo el partido. Gavi y Pedri disfrutaron esos 90 minutos como niños, dándolo todo como siempre y compenetrándose con una facilidad sorprendente para el resto del público.

Hacía mucho que no se les veía así de bien entre ellos en el campo. Y cuando Pedri marcó el tercer y último gol, lo celebró con Pablo por primera vez en meses. En cuanto vio el balón entrar en la portería contraria, sintió el peso de los cuerpos de sus compañeros abrazarle y felicitarle por el gol, pero su mirada ya estaba buscando a la persona con la que realmente quería celebrarlo. Pablo corrió hasta el grupo con una sonrisa enorme en la cara y saltó sobre ellos antes de unirse al abrazo. Y Pedri no pensó en nada más mientras se desenredaba de los demás para atrapar la cintura del sevillano con sus brazos y levantarle del suelo con una sonrisa. La risa de Pablo en ese momento fue tan bonita, aferrándose a sus hombros y devolviéndole el abrazo entre los vítores del resto del equipo. Fue rápido, más rápido de lo que les hubiese gustado, pero era un abrazo como los que solían darse antes. Y la felicidad que sintieron en ese momento fue tan grande que no pararon de sonreírse en lo que quedaba de partido.

Sin embargo, había llegado el viernes, lo que significaba fiesta por el cumpleaños de Ferran y Pablo estaba de los nervios. No porque no tuviese ganas, sino porque el alcohol y él nunca habían sabido llevarse bien cuando Pedri estaba presente. Y se conocía lo suficiente para saber que estar en una fiesta con su "amigo/exnovio/amor de su vida" iba a ser jodido. No quería pensarlo mucho, porque terminaría no yendo a la fiesta y no podía hacerle eso a Ferran. Así que ahí estaba, vistiéndose en su habitación mientras intentaba convencerse a sí mismo de que no tenía porqué salir algo mal, que todo iba a ir bien.

Pedri había quedado en recogerle a las 22:30 para ir juntos a la fiesta y Pablo llevaba todo el día nervioso, pero deseando verle. No sabía qué ponerse, la fiesta era en casa de Sira, pero Ferran les había pedido que por favor no se presentasen en chándal, que se arreglasen un poco. Así que al final, había decido ponerse unos pantalones anchos, una camiseta blanca y encima una camisa verde de Nike. Estaba intentando peinarse un poco cuando su móvil vibró con una notificación, un mensaje de Pedri avisándole de que ya estaba abajo. Se puso rápido las zapatillas y se miró en el espejo una última vez antes de coger el abrigo y el regalo de Ferran para bajar corriendo las escaleras. Se despidió de su familia y salió de su casa, sonriendo en cuanto vio el Mini aparcado en su calle. Entró rápido en el lado del copiloto y cuando finalmente se fijó en Pedri, se quedó sin aire. Llevaba un jersey negro de cuello alto, se le había rizado ligeramente el pelo y estaba tan guapo que debería ser ilegal.

-Te vas a morir de calor - Dijo señalando el jersey de Pedri e intentó distraerse a sí mismo quitándose el abrigo para no seguir comiéndoselo con la mirada.

-Llevo una camiseta debajo, es solo para que Ferran no me eche la bronca por ir muy normal - Contestó con una risa mientras Pablo se quitaba el abrigo y lo dejaba en los asientos traseros del coche. Y Pedri no pudo evitar quedarse embobado mirándole, parecían dos imbéciles con la cantidad de miraditas que se echaban el uno al otro. Pablo estaba guapísimo y estuvo a punto de decirlo, antes de recordarse a sí mismo que los amigos no dicen esas cosas.

-¿Qué pasa? - Preguntó el sevillano al notar sus ojos sobre él.

-Nada, nada - Dijo apartando rápido la mirada mientras arrancaba el coche y salía de la calle de Pablo, poniendo la dirección en Google Maps.

-Oye, dime - Insistió frunciendo el ceño y mirándose a sí mismo - ¿No voy bien?

-No es eso - Contestó mordiéndose el labio para no gritarle que iba perfecto, que se le iba a caer la baba si seguía mirándole.

Cafuné | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora