Pedri llevaba desde el día anterior siendo un misterio que Pablo no lograba resolver. Le había recogido esa mañana en su casa, habían ido a entrenar y hasta ahí todo había sido normal. El problema había llegado cuando le había dejado en su casa después del entrenamiento, inventándose una excusa cualquiera por la que no podía comer con él y diciéndole que pasaría a recogerle a las 20:00 para llevarle a un sitio. No había contestado ninguna de sus preguntas y se había despedido de él con un beso y un "nos vemos luego, amor" que dejó a Pablo confundido y nervioso durante el resto de la tarde. No entendía nada, no sabía qué pensar y estaba que se subía por las paredes mientras esperaba en su casa a que llegasen la hora.Cuando el reloj marcó las 18:30, no aguanto más tiempo sentado en el sofá y subió al baño para darse una ducha. Nunca tardaba más de media hora en estar listo, pero necesitaba hacer algo para distraerse y dejar de darle vueltas a lo que podía estar planeando Pedri. Se metió en la ducha con la intención de aclarar su mente, pero no fue capaz de dejar de pensar en lo raro que había estado Pedri. Se imaginaba que igual quería llevarle a cenar a algún sitio especial o algo así, pero no entendía la necesidad de tanto misterio y secretismo. Si quería tener una cita con Pablo, se la podía pedir y punto, en vez de dejar que le consumiesen los nervios durante toda la tarde sin darle ni una pista de lo que pretendía hacer.
Salió de la ducha 20 minutos después, colocando una toalla alrededor de su cadera y cogiendo el secador de Aurora. Pocas veces lo utilizaba él, normalmente dejaba que se le secase el pelo solo, pero tenía la necesidad de que ese día le quedase mejor que nunca. Así que se pasó 15 minutos secándose el pelo e intentando peinarlo a la vez y no paró hasta que estuvo conforme con cómo le había quedado. Se sentía como una adolescente de 15 años preparándose para una cita con su crush del instituto, nunca antes había puesto tanto empeño en arreglarse para algo. Y se iba a sentir como un completo idiota si al final Pedri le llevaba a un sitio cualquiera. Ni si quiera le había dicho si tenía que ponerse cómodo, elegante, normal... y cuando fue a su habitación y abrió el armario, no tenía ni idea de cómo vestirse. Se pasó las manos por la cara intentando relajarse y decirse a sí mismo que solo era Pedri, que le había visto de todas las formas posibles y que daba igual lo que se pusiese, pero no sirvió de nada para tranquilizar sus nervios. Tras varios minutos revolviendo en su armario y desesperándose un poco más, decidió pedir ayuda y tras ponerse unos bóxers negros, fue directo a buscar a su hermana.
-Auroraaaa - Dijo mientras abría la puerta de la habitación de su hermana y entraba como si nada. Aurora estaba en su cama con el móvil y soltó una carcajada al ver su cara de frustración - Ayúdame, no sé qué ponerme.
-Vamos, anda - Contestó con una risa mientras se levantaba de la cama y le seguía hasta su habitación. Pablo resopló señalando su armario y se sentó en la silla del escritorio mientras dejaba que su hermana mirase la ropa que tenía - ¿No te ha dicho a dónde vais?
-No - Murmuró cruzándose de brazos con los labios fruncidos - Solo que me recoge a las 8, Aurora, eso es en menos de media hora y estoy así.
-Bueno, relájate - Rió negando con la cabeza mientras sacaba un par de pantalones y los miraba antes de volver a guardarlos.
-Relájate dice - Resopló pasándose una mano por la cara y dedicándole a su hermana una mirada de odio cuando volvió a escucharla reír.
-¡Ay, ya sé! - Exclamó contenta mientras buscaba en su armario y sacaba unos pantalones negros que no eran vaqueros, pero tampoco eran demasiado formales como unos de traje. A continuación, sacó una camisa rosa palo, tan clarita que casi parecía blanca y Pablo alzó las cejas sorprendido porque ni si quiera se acordaba de que la tenía - Estos pantalones te hacen un culo que flipas y la camisa no te la has puesto nunca.
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Cafuné | Pedri & Gavi
FanfictionPedri y Gavi. Las dos revoluciones del mundo del fútbol actual. Mejores amigos. Jugadores del Barça y de la Selección Española. Sus vidas eran perfectas. Hasta que la amistad que había entre ellos, poco a poco, se convirtió en algo más. Y tuvieron...