Cafuné | Pedri & Gavi

18.- ¿Te arrepientes?

Pablo dio un paso hacia él, mordiéndose el labio y el cuerpo de Pedri se tensó cuando le vio abrir la boca preparado para hablar.

-Lo siento - Susurró y negó con la cabeza pasándose una mano por la cara - No sé cómo...

Volvió a quedarse callado, incapaz de encontrar las palabras, y Pedri empezó a perder la paciencia, necesitando mucho más que un "lo siento".

-¿El qué? - Preguntó alzando las cejas - ¿Haberme llamado pesado? ¿Decirme que te dejase en paz? ¿Ignorarme toda la mañana? ¿Irte cuando estaba dormido? ¿Qué sientes exactamente?

Pablo cerró los ojos agachando la cabeza avergonzado durante unos segundos mientras Pedri intentaba no enfadarse.

-Todo - Murmuró sin mirarle, Pedri esperó a que dijese algo más pero parecía haberse quedado mudo.

-Pablo, no sé cómo quieres que te entienda si no me explicas nada. - Resopló encogiéndose de hombros mientras le miraba. Había una pregunta que le llevaba torturando desde esa mañana y dudó antes de decirlo porque le daba muchísimo miedo la respuesta - ¿Es por lo de anoche? ¿Te arrepientes?

La cabeza de Pablo se levantó de golpe y le miró con los ojos abiertos como platos mientras negaba rápido con la cabeza.

-No, no, claro que no - Contestó acercándose un poco más a él de forma inconsciente, pero manteniendo todavía la distancia - No es eso. Yo... Joder, es que.. No sé qué me pasa. Lo siento, lo siento mucho, de verdad. No puedo...

Pedri podía ver con claridad cómo los ojos del sevillano se nublaban llenos de frustración por no saber expresarse. Y cuando su respiración empezó a acelerarse mientras apretaba las manos en dos puños a ambos lados de su cuerpo, supo que se estaba agobiando de verdad. Sintió su pecho encogerse al verle mirar hacia el techo, parpadeando rápido como si estuviese intentando frenar las ganas de llorar. Y se le pasó el enfado de golpe, dando paso a la preocupación cuando las manos de Pablo empezaron a temblar.

-Oye - Murmuró suavizando su voz mientras acortaba la poca distancia que les separaba para poder poner las manos en sus hombros. Pablo le miró con los ojos desenfocados mientras intentaba coger aire - Ey, respira. Pablo, escúchame, tienes que respirar - Susurró subiendo las manos hasta sus mejillas para acariciarlas con cariño.

Pablo cerró los ojos al sentirle y subió las manos rápido hasta su pecho, donde apretó la camiseta entre sus dedos para mantenerle cerca. Inspiró y volvió a expirar un par de veces intentando controlar su respiración mientras Pedri le miraba preocupado.

-Perdóname - Habló con la voz entrecortada, dejando caer la cabeza sobre su hombro y pegándose más a él. Pedri le dejó, bajando una mano por su espalda en un intento de calmarle y evitar que el agobio que sentía el sevillano fuese a más.

-Solo quiero que me cuentes qué ha pasado - Susurró poniendo todo el cariño que pudo en su voz.

-Es que... - Resopló frustrado consigo mismo negando con la cabeza cuando consiguió que su respiración empezase a relajarse. Se separó lo justo para poder mirarle y Pedri pudo ver lágrimas en sus ojos que se esforzaba por no dejar caer. Le acarició la mejilla mirándole paciente y esperó a que se sintiese preparado para hablar. Pablo suspiró y pareció que había conseguido ordenar sus pensamientos cuando volvió a mirarle con determinación en sus ojos, finalmente viéndose capaz de decir todo lo que quería - Sé... sé que lo he hecho todo mal, he sido un idiota y te he tratado fatal, lo sé. No te merecías nada de eso. Claro que no me arrepiento de lo que hicimos, joder, fue la mejor noche de mi vida. Y nada de esto es tu culpa, de verdad. Yo... no sé qué me ha pasado esta mañana, pero me he agobiado mucho. Y sé que no es excusa, pero necesitaba tiempo para pensar. No debería haberte hablado así, lo he pagado contigo cuando era problema mío. Se me da fatal esto de las emociones y a veces no sé cómo gestionarlo y hoy he explotado. No sabes de verdad lo muchísimo que lo siento.