Epílogo.

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Escribí esto escuchando "Nuvole Bianche" de Ludovico Einaudi, por si queréis escucharla también, sobre todo a partir del minuto 2:00.

Para Pablo:

Nunca he sido fan de la escritura, nunca se me ha dado bien expresarme con palabras o ser capaz de plasmar en un papel lo que siento. Hoy necesito intentarlo. Necesito intentar liberar algo de todo lo que llevo guardado en el pecho, porque es tanto, que a veces me cuesta respirar. No pude despedirme de ti como quería y siento que es algo que se quedó pendiente entre nosotros. Por eso hoy te escribo, con lágrimas en los ojos y el corazón roto, para decirte lo que nunca pude.

Llegaste a mi vida como un torbellino, revolucionando todo y rompiendo uno a uno mis esquemas. Siempre voy a recordar el día que te conocí, tan joven, tan inocente, tan lleno de ilusión. Me tenías enganchado desde la primera sonrisa que me dedicaste y he sido tuyo desde entonces. Aún no entiendo cómo tardé tanto en darme cuenta de que lo que sentía hacia ti no era solo cariño y admiración. Te quise desde el primer día. Creo que me engañé a mí mismo, diciéndome que lo nuestro era solo una amistad especial, porque no estaba listo para enfrentarme a lo que suponía quererte. Me gusta pensar que lo nuestro era inevitable, que estábamos destinados a encontrarnos y aprender a querernos. Te colaste en mi corazón tan rápido, que me costó darme cuenta de que poco a poco te ibas quedando con trocitos de él. Hasta que fue tuyo por completo.

Me enamoré de ti. De cada milímetro de tu piel, cada rincón de tu corazón y cada escondite de tu mente. Me enamoré de todo lo que eres, todo lo que me dabas y todo lo que me hiciste descubrir. Me enseñaste lo que es el amor, el de verdad, el que te roba la respiración y te hace perder la cabeza. Me lo diste todo, Pablo. Cada una de tus sonrisas, tus besos, tus caricias... eran como un abrazo directo al corazón. Me amaste como solo tú sabes, con fuerza, con sinceridad, con sentimiento. Y voy a ser siempre la persona más afortunada del mundo por haberme sentido querido por ti. Ojalá algún día te des cuenta de lo increíble que eres, de lo mucho que vales y de que te mereces el mundo entero. Yo intenté dártelo mientras pude, te di todo mi mundo para que hicieras con él lo que quisieras. Y tú decidiste darme el tuyo a cambio.

Lo que he vivido contigo ha sido tan bonito, que a veces me cuesta creer que fue real, como si fuese un sueño del que nos hemos tenido que despertar demasiado pronto. Es injusto, que algo tan bonito durase tan poco, tú y yo deberíamos haber sido eternos. Quería una vida entera a tu lado, lo quería todo contigo y sin embargo, solo fui una etapa. Me toca quedarme con los recuerdos de lo que fuimos y los sueños de lo que podríamos haber sido. Mientras tanto, estaré aquí para verte crecer, para verte cumplir tus sueños, para verte brillar como sé que lo harás. No dudes nunca de que estaré orgulloso de cada paso que des y cada logro que consigas. Te amaré en la distancia, te cuidaré desde lejos y pase lo que pase, me tendrás siempre que me necesites. Has sido y siempre serás, lo mejor que me ha pasado en la vida. Fui tan feliz a tu lado, me hiciste sentir tan completo, que sé que nunca volveré a ser el mismo. Espero que sepas que no olvidaré lo que tuvimos, que nunca te olvidaré a ti. Has dejado una huella en mi que no se borrará con el paso del tiempo, estás grabado para siempre en mi cuerpo y en mi corazón. Te llevas contigo una parte de mí mismo que nunca podré recuperar, que ya es tuya para siempre. Y quiero que te la quedes porque te pertenece más que a mí. Espero que algún día logres entender mis razones y me perdones por el daño que te he hecho. Siempre quise protegerte de todo y al final fui yo, el que acabó destruyéndote. Créeme que eso me duele más que nada.

Quiero darte las gracias por todo lo que has hecho por mi, por marcar un antes y un después en mi vida. Gracias por formar parte de mí, por enseñarme tanto y pedirme tan poco a cambio. Gracias por apoyarme siempre, por estar ahí cada vez que te necesitaba. Gracias por cada risa y cada pequeño momento de felicidad. Gracias por aguantarme y levantarme cada vez que me caía. Gracias por quererme tanto y tan bien. Gracias por darle sentido a mi vida. Simplemente, gracias por ser tú.

Me gusta pensar que somos el ejemplo de la frase "Era la persona indicada, pero el momento equivocado". Porque lo eres, Pablo, eres mi persona. Eres el amor de mi vida. No me caben dudas de que siempre serás el primer y el único amor de mi vida. Nadie se comparará a ti, nadie me hará sentir ni la mitad de lo que me haces sentir tú. Ojalá algún día, en un futuro, todo sea distinto y volvamos a encontrarnos con más ganas de amarnos que nunca. Ojalá algún día, podamos retomar nuestra historia y seguir escribiéndola juntos. Espero que mientras tanto, seas tan feliz como te mereces. Y yo estaré aquí, esperando a que llegue nuestro momento. Si no llega, si realmente estoy equivocado y no estamos destinados a estar juntos, te deseo todo lo mejor del mundo y ojalá encuentres la felicidad en otro sitio. Me mata pensar que te pierdo para siempre, así que yo seguiré creyendo que esto no es el final, que lo nuestro no puede terminar así.

Por último quiero decirte, aunque ya lo sabes, que te amo más que a nada en este mundo. Te amo con todas y cada una de mis fuerzas. Te amo todo lo que es posible amar a alguien y más. Te admiro, te adoro, te quiero y te amo. Lo haré siempre, aunque pasen mil años y ya ni te acuerdes de mi, te amaré hasta el final. No voy a decirte adiós, porque duele demasiado y me niego a dejar que esta despedida sea de verdad. Así que solo te diré:

Hasta pronto, amor.

-Carta escrita por Pedri que nunca llegó a enviar-

Cafuné | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora