29.- Secretos.

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Cuando se separaron, su madre le acarició la mejilla con cariño, los dos sonriendo, antes de que le dejase ir a buscar a Pedri. Salió de la cocina tras darle un beso en la frente a su madre, encontrando a Pedri y Aurora en el salón hablando. Se callaron de golpe en cuanto le vieron y Pablo les miró entrecerrando los ojos al darse cuenta de lo obvio que era que estaban hablando de él.

-¿A que viene tanto secretismo? - Preguntó cruzándose de brazos frente a ellos. Los otros dos se miraron y rieron mientras negaban rápidamente con la cabeza.

-Nada, no es nada importante - Contestó Aurora encogiéndose de hombros.

-Una charla normal entre cuñados - Dijo Pedri intentando aparentar indiferencia.

-Ya... - Murmuró irónico, sin creerse absolutamente nada.

-Bueno, yo me voy, que tengo... muchas cosas que hacer - Dijo su hermana, escapándose rápido de la conversación y dedicándole una sonrisa inocente antes de salir del salón para subir a su habitación.

Pablo le miró alzando las cejas, aún con los brazos cruzados, y parecía un cachorrito enfadado, así que Pedri no pudo evitar reír y acercarse para apretarle los mofletes.

-Oye - Dijo, pellizcándole la nariz cuando Pablo le apartó la mano de sus mejillas - No te enfades.

-No me enfado - Murmuró frunciendo los labios, pero dejando que Pedri le abrazase la cintura y le pegase a él. Puso las manos en el pecho del canario y le señaló con un dedo - Pero no os creo nada.

-Ya lo sé - Contestó con una sonrisa. Sabía que no habían sido muy sutiles y que Pablo se moría de ganas por saber de lo que estaban hablando, pero no podía contárselo. Al menos no de momento. Le apretó contra él con las manos en su cintura y le dio un beso rápido en la mejilla - Te lo contaré ¿vale?, pero ahora no puedo.

-¿Por queeee? - Preguntó poniendo cara de pena y Pedri estuvo a punto de decírselo todo, pero tuvo que contenerse sino quería arruinarlo todo.

-Porque no, amor - Suspiró quitando las manos de su cintura para subirlas a sus mejillas y acariciarle con cariño - Confía en mí, porfa.

-Vale, jo - Resopló rodando los ojos. Odiaba no enterarse de las cosas, pero sabía que no iba a conseguir sacárselo, así que decidió rendirse por el momento - Aunque a lo mejor deberías darme un beso para compensármelo.

-Mírale que listo - Dijo con una sonrisa antes de darle un pico rápido, demasiado rápido para Pablo, que frunció el ceño indignado.

-Vaya mierda de beso - Protestó apretando las manos en su sudadera para acercarle más - Dame uno en condiciones.

-¿Aquí? - Preguntó, su mirada alternando de forma nerviosa entre sus labios y la puerta de la cocina donde seguía Belén.

-Podemos subir a mi habitación - Propuso con una sonrisa mientras se inclinaba para rozar despacio sus labios, provocando que un escalofrío recorriese el cuerpo de Pedri.

-Pablo, está toda tu familia en casa - Advirtió mientras su respiración se aceleraba ligeramente por la cercanía y la sensación de los labios contrarios rozando los suyos.

-No seas malpensado - Rió bajito, subiendo una mano para pasarla despacio por su cuello - Me refería a dormir la siesta.

-Ya, claro - Contestó irónico, sabiendo que si fuese por Pablo harían de todo menos dormir. No iba a dejar que eso pasase, porque el recordatorio constante de que la familia de Pablo estaba ahí era suficiente para calmar cualquier calentón, pero tampoco quería irse todavía a su casa y separarse de Pablo.

Cafuné | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora