12.- Estás guapísimo.

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Era tarde cuando volvieron a la habitación, así que no tardaron en irse a dormir. Primero, decidieron utilizar el secador que había en el baño para no acostarse con el pelo mojado de la piscina. Se secaron el pelo el uno al otro entre sonrisas y caricias, intentando alargar la noche todo lo posible. Y cuando finalmente se metieron en la cama, fue con la sensación de tenerlo todo, de no necesitar nada más que la compañía ajena. Se tumbaron juntos en el medio de la cama y se besaron durante lo que parecieron horas, ninguno capaz de despegarse de los labios contrarios. Era algo nuevo, bonito y no podían acostumbrarse a la sensación de los labios ajenos sobre los suyos. Hasta que al sevillano se le empezaron a cerrar los ojos y se abrazó al cuerpo de Pedri apoyando la cabeza en su pecho. Después de darse las buenas noches susurradas y acariciar partes de piel expuestas del contrario, se quedaron dormidos con sus extremidades enredadas y corazones contentos. A la mañana siguiente, Gavi despertó al sentir labios que recorrían su cara en besos pequeños. Se habían movido a lo largo de la noche y el sevillano estaba tumbado de lado con una mano rodeando la cintura contraria. Mientras Pedri, que había despertado unos minutos antes que él, estaba apoyado en un codo, acariciando su espalda con la mano libre, mientras intentaba despertarle a besos. Pablo sonrío aún medio dormido y utilizó la mano que tenía en la cintura contraria para acercarle. Se sentía como en una nube.

-Oye - Susurró Pedri mientras dejaba un beso en su mejilla y otro un poco más arriba - Despierta, enano.

-No - Murmuró sin abrir los ojos y dejó escapar un quejido cuando sintió los labios del canario despegarse de su piel - Pero sigueeee.

Pedri rió flojito, pasando la mano por toda su espalda y provocando que se le erizase la piel, antes de volver a poner sus labios sobre su cara. Le besó cada parte que pudo, desde su frente pasando por sus párpados cerrados y su nariz hasta su mejilla y la comisura de sus labios. Y Pablo se sintió tan relajado, que solo pudo suspirar y rezar porque ese momento no acabase nunca.

-Eres tan mono cuando estás medio dormido - Murmuró Pedri, subiendo la mano de su espalda hasta su cabeza para poder acariciarle el pelo, dejando un par de besos más sobre su cara.

Pablo sonrió y finalmente abrió los ojos mientras sentía los dedos contrarios colarse entre los mechones de su pelo. Le costó un poco enfocar, pero en cuanto lo hizo, su corazón se aceleró al ver como le estaba mirando el canario. Pedri tenía una sonrisa pequeña dibujada en la cara y sus ojos estaban llenos de una emoción que parecía imposible de comprender. Le miraba como si fuese la cosa más bonita del mundo y Pablo tuvo que obligarse a respirar y calmar los sentimientos que se revolvieron dentro de su pecho.

-Buenos días - Susurró el canario mientras rozaba la nariz con la suya en un beso esquimal.

-Buenísimos días - Contestó con una sonrisa - Despiértame así siempre, porfa.

-¿Así cómo? - Preguntón alzando las cejas mientras jugaba con el pelo que caía sobre su frente.

-Sabes a lo que me refiero - Dijo sonrojándose y escondiendo la cara en la almohada - Con besos.

Pedri soltó una leve carcajada y volvió a bajar la mano hasta su espalda para abrazarle contra él, dejando un beso en su cuello sin dejar de reír.

-No te rías de mi, idiota - Protestó el menor dándole una patada flojita por debajo de las sábanas y empujándole para que se alejase de él. Se tumbó boca arriba y aprovechó para estirarse y frotarse los ojos con un bostezo - Con lo bonito que estaba quedando todo.

-No me río de ti - Negó girándole la cara para que volviese a mirarle - Calla y déjame que te de un beso en condiciones.

-Estás tardando - Resopló intentando contener una sonrisa y bajando la mirada a sus labios.

Cafuné | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora