24.- Tú y yo.

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Pablo despertó solo en la cama a la mañana siguiente y le costó unos minutos conseguir despegarse de las sábanas. Se estiró mientras se preguntaba dónde estaba Pedri y se frotó los ojos con un bostezo, relajándose cuando escuchó ruidos en la planta de abajo. Seguía medio dormido, así que estuvo a punto de caerse al levantarse de la cama para ir al baño, dándose cuenta de que estaba desnudo cuando se vio en el espejo. Se mordió el labio con una sonrisa cuando recordó la noche anterior y trató de ignorar su cara de enamorado mientras se lavaba los dientes con el cepillo que se había traído. Volvió a la habitación para ponerse el chándal que llevaba cuando llegó y cogió su móvil antes de salir, bajando las escaleras más rápido de lo normal. Fue hasta la cocina, de donde provenían los ruidos, y se paró en la puerta cuando vio la espalda de Pedri de pie frente a la encimera. Llevaba unos pantalones grises de chándal y una sudadera sin capucha, el pelo despeinado como si se acabase de levantar. Sonrió al ver como terminaba de hacer lo que parecían unas tostadas y sacaba dos tazas para prepararles un café. Entró en la cocina y se acercó sin hacer ruido hasta que pudo rodearle la cintura con los brazos, haciendo que se sobresaltase asustado. Pablo rió dejando un beso en su hombro y le sintió relajarse al darse cuenta de que era él.

-Buenos días - Murmuró el sevillano dejando otro beso esa vez en su cuello. Pedri sonrió al escuchar su voz y se dio la vuelta en sus brazos.

-Buenos días - Dijo poniendo las manos en sus mejillas para darle un beso suave en los labios antes de separarse para mirarle bien. Estaba monísimo con la cara de recién levantado y quiso comérsele a besos - Iba a subir a despertarte ahora.

-¿Me estabas haciendo el desayuno? - Preguntó alzando las cejas y viendo cómo Pedri rodaba los ojos sin dejar de sonreír - Que mono eres.

-Cállate - Murmuró dándole un beso rápido antes de apartarle con un pequeño empujón.

-No, ven aquí - Protestó agarrándole de los brazos para evitar que se separase - Dame otro beso.

Pedri sonrió sintiendo su pecho llenarse de ternura y cariño por el chico que tenía delante y obedeció encantado. Puso las manos en su nuca y le besó despacio, disfrutando de los labios hinchados del menor mientras andaba empujándole hasta la mesa de la cocina. Le besó con toda la delicadeza que pudo, tratando de transmitir lo feliz que le hacía. Pablo sonrío en sus labios cuando bajó sus manos a la cadera del sevillano para levantarle y sentarle en la mesa, colándose entre sus piernas. Y pasaron los siguientes minutos dándose besos lentos y acariciándose el uno al otro como si nada más importase en el mundo. Hasta que fueron interrumpidos.

-Que corra el aire - Exclamó Fer entrando a la cocina y yendo directo a darle una colleja a su hermano, haciendo que este se separara de golpe.

-Joder, tío - Murmuró Pedri mirándole mal y dándole un golpe en el brazo mientras Pablo se bajaba de la mesa - Menuda forma de cortarnos el rollo.

-Perdona, pero esta es mi casa también - Rió mientras sacaba una taza para hacerse un café y volvía a girarse hacia ellos. La cara de Pablo estaba tan roja por la vergüenza que los dos hermanos no pudieron evitar reír al verle - Hola, Gavi.

-Hola, Fer - Contestó rascándose la nuca y dándole un codazo a Pedri por reírse de él.

-Te daría un abrazo, pero a saber lo que ha hecho mi hermano contigo... - Soltó dándole un sorbo al café intentando no reír al ver como Pablo escondía la cara en sus manos. Pedri rodó los ojos y puso su brazo sobre los hombros del sevillano.

-Te está vacilando, no le hagas caso - Dijo mirando mal a su hermano y apretándole contra su cuerpo.

-Que vergüenza - Murmuró Pablo escondiéndose en el pecho de Pedri y rezando porque Fer no hubiese escuchado nada la noche anterior.

Cafuné | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora