26. - Los dos solos.

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Era Diciembre, pero también era Tenerife, así que no hacía tanto frío como en la península. El camino hasta el bar de sus padres no era largo y lo recorrieron mientras Pedri le contaba historias por cada calle que pasaban y sus hombros se rozaban constantemente. No solía haber periodistas ni gente cotilla en su pueblo, pero cualquiera podía reconocerles y hacerles una foto que lo alteraría todo. Así que ambos tuvieron que contener las ganas que tenían de darse la mano, conformándose con roces suaves de vez en cuando. Llegaron al bar poco después y Pedri le dedicó una sonrisa antes de abrir la puerta y recorrer el local con la mirada, afortunadamente no había mucha gente. Su padre estaba en la barra y en cuanto les vio entrar sonrió y se acercó a ellos.

-Hombre, Gavi - Dijo dándole una palmada en el hombro y ofreciéndole la mano. Su padre no era muy cariñoso, todo lo contrario a su madre, pero miraba a Pablo con una sonrisa que dejaba ver lo feliz que estaba de verle - ¿Qué tal el vuelo?

-Hola, Fernando - Sonrió dándole un apretón a su mano - Bien, la verdad es que se me ha pasado rápido.

-Me alegro, me alegro - Asintió sonriéndole antes de señalar las mesas libres - Bueno, siéntate que tienes que estar muerto de hambre.

-Avisa a mamá de que hemos llegado - Dijo Pedri mientras cogía al sevillano del brazo y le llevaba a una mesa un poco apartada de la gente que ya les miraban curiosos. No les dio tiempo a sentarse antes de que su madre saliese de la cocina con una sonrisa enorme directa hacia ellos.

-Gavi, cariño, ven aquí - Dijo quitándose el delantal para darle un abrazo en cuanto llegó a su lado.

-¿Qué tal todo Rosy? - Sonrió Pablo devolviéndole el abrazo.

-Genial, con ganas de que llegases.- Asintió separándose señalar con la cabeza a Pedri - Algunos especialmente.

-Mamá - Protestó el canario rodando los ojos haciendo que Pablo le mirase mientras reía.

-Es verdad, hijo, estabas que te subías por las paredes - Añadió encogiéndose de hombros y mirando a Pablo con una sonrisa - ¿Qué te apetece comer?

-Cualquier cosa, si estás muy liada no hace falta que... - Contestó Pablo mirando a las mesas ocupadas del local pero su madre le cortó en seguida.

-No te preocupes si están casi todos terminando - Dijo dándole un apretón suave en la mejilla, en un gesto tan de madre que Pedri resopló sonriendo - Ahora os sacamos algo.

Tras sonreír al sevillano una vez más, Rosy volvió a la cocina dejándoles solos de nuevo. Se sentaron mientras Pablo observaba el restaurante con interés y Pedri le sonreía uniendo sus rodillas bajo la mesa. Fer les sacó algo de comida y tras saludar a Gavi se sentó con ellos a comer, aprovechando que no había mucho lío. Estuvieron hablando entre los tres mientras comían y cuando el resto de mesas se vaciaron, sus padres se unieron a ellos. Se pusieron al día con Pablo, preguntándole mil cosas y contándole curiosidades sobre la zona mientras terminaban de comer. Pedri no paraba de sonreír, le encantaba ver a su familia con su novio y le hacía tan feliz tener finalmente a Pablo ahí con él. El tiempo pasó volando y poco después estaban subiéndose todos al coche de Fer para volver a su casa. Sus padres cerraban el bar por la tarde así que se fueron con ellos y siguieron hablando entre todos hasta que llegaron. En cuanto entraron y su familia se dispersó por la casa, Pablo fue a coger su maleta de la entrada, pero Pedri se lo impidió cogiendo su brazo y llevándole directo a su habitación. Pablo se distrajo en cuanto entraron, mirando curioso la habitación del canario y sonriendo el ver fotos suyas de pequeño o los posters que tenía colgados de Messi. Le dejó cotillear, sentándose en la cama y esperando a que el sevillano terminase de observarlo todo. Hasta que Pablo se giró con una sonrisa hacia él y ser acercó hasta quedar entre sus piernas.

Cafuné | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora