✦ Capítulo 4 ✦

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4 || Regla número uno, jamás avientes un tacón afuera de un bar||

7 things - Miley Cyrus

Davinia:

Me gustaba vivir en la ignorancia.

A veces, querer saber más de lo que debes en un momento particular, puede joderte la cabeza de manera extrema, y si llegas a ceder a la presión, te verás cuatro horas después frente al espejo, reconociendo que acabas de perder horas de sueño sagrado, sobrepensando algo qué quizá no va a suceder de la manera en la que crees en primer lugar.

Sobrepensar era jodido por sí solo, el enemigo número uno de las nuevas generaciones sin duda.

Pero aquí estaba, golpeándome mentalmente el cerebro por no haber cedido a la presión de sobrepensar un poco más todo esto; el maldito capitán del jodido equipo, el tipo del pasillo y el del beso en el semáforo...

Ese tortuoso y asqueroso beso en el semáforo que no me había podido sacar de la maldita cabeza.

Toda esta situación era increíble de principio a fin, pero ¿Quién lo iba a decir?

La regla de "No te metas con mis jugadores" la sabía desde antes de aprender a ir al baño sola.

Mi hermano mostró habilidades sobre el hielo a los cuatro, y cuando tuvo la edad adecuada para empezar a jugar, mi padre lo lanzó a la pista y lo entrenó muy duro hasta convertirlo en la estrella que es hoy. Pero todos esos años de partidos, equipos, entrenamientos, campamentos y demás, me dejaron con un interesante aprendizaje.

Si quería que Leo no matara a nadie, debía mantenerme alejada de sus compañeros, y si deseaba que mi padre fuera profesional y no me castigara hasta el día de mi muerte, tenía que ignorar a sus chicos.

Pero esto, esto había rebasado mis límites.

Ya era lo suficientemente malo tener que vivir con cuatro de sus jugadores.

No sabía si era una regla o simplemente coincidencia, pero no había conocido a ningún solo jugador de hockey en mi corta vida, que no fuera bien parecido.Y si no lo era, solo hacía falta verlos sobre la pista con un stick, gritando, siendo azotados sobre los paneles y anotando goles, para que automáticamente babearas tres litros de saliva.

Pero estar consciente de que él, era justamente ÉL, fue como un balde de agua fría después de una tarde en un sauna.

Mi cuerpo estuvo a punto de entrar en un choque hipodérmico por el cambio tan abrupto de temperatura, y pude haber terminado en la sala de urgencias por un paro cardíaco, si la vida me hubiese castigado como seguramente me lo merecía.

Claro que estaba exagerando, o no, me encantaba creer que la palabra "exagerar" era mal empleada actualmente, utilizada por las personas que claramente no entendían las excentricidades del tipo de humano en el que estaba categorizada yo.

Categoría de Davinia: Un puto desastre exageradamente desastroso.

Un excelente nombre para una comedía romántica mala sin presupuesto.

Esto se parecía cada vez más a una de esas historias sobre bandas famosas, en donde mandaban a la pobre chica a ser cuidada por One Direction.

¿El problema? Era la vida real, y ellos sin duda no eran británicos ni cantaban, pero si eran muy guapos, y por lo que pude ver, muy obedientes respecto a las reglas que su adorado entrenador les había dado.

Cruza la línea.  (Del uno al diez) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora