✦ Capítulo 38 ✦

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38|| Una disculpa necesaria.||

We Made it - Lous Tomlinson.

Nash:

No sabía cómo iba a terminar esto.

Estaba la mierda de nervioso, el estómago me dolía de ansiedad y tenía migraña desde que me había despertado.

No había hablado con Davinia respecto a la situación de conocer a mis padres. Y mucho menos si lo hacía estando aún en malos términos con mi madre. Pero no sabía que haría si tuviese que ir solo.

Por ello subí a la terraza y me quedé cinco minutos detrás de las puertas —cogiendo aire, valor y lo que fuera—, para poder afrontarla.

—Puedo sentir tus ojos a una jodida milla de distancia Nash Carpenter, entra ya.

Solté una risa muda y me acerqué, estaba tendida en el suelo pintando un cuadro. No alcancé a ver cuál, pero me suponía que era el que tenía que entregar al final del semestre. Tendría sentido.

O quizá el de la exposición que le había dicho Faith que habría. No estaba nada seguro.

Davinia me había contado que desde su madre no exponía nada. No vendía nada y mucho menos deseaba hacerlo. Pero vi ese brillo en sus ojos, vi la esperanza, vi las ganas que tenía, vi tanto que quise empujarla y animarla.

Pero no podía presionar en ese tema, ella estaba dando pasos tan gigantes con todo lo demás, que no podía entrometerme, lo único que pude decirle fue:

—Si lo expones, quiero estar allí para verlo y comprarlo.

Evidentemente se rio y me besó. Fue una buena recompensa, la verdad.

—¿Savi? —Asintió en reconocimiento así que y me puse de rodillas a su lado, cuando pintaba, rara la vez me daba más atención de la requerida. No le gustaba desconcentrarse, decía que podía perder toda la inspiración—, necesito hablar contigo.

—¿Urgente?

—Algo así.

—Vale —Dejó los pinceles cuidadosamente a un lado y alejó un poco el cuadro para después mirarme, tenía las mejillas rojas por el frío, pero se veía hermosa, con sus rizos alborotados sujetados con un pincel y la ropa manchada de óleo—, ¿Qué pasa?

—Eh... yo, yo quería... —Solté un suspiro de frustración y me llevé las manos a la cara para tallármela y espabilarme. Ella arqueó la ceja un poco confundida y un tanto divertida por mi nerviosismo.

¿Y si ella se asustaba?

Yo lo haría, la verdad.

Sabía que Savi nunca había tenido una relación tan seria como la nuestra, o al menos no una en la que llegara a la base de "te presento a mis padres". No quería que sintiese que estaba apresurando la situación. Si ella me decía que no, entonces no iría.

¿Podía afrontar solo a mi padre? Por supuesto, pero mi madre... bueno, aunque pudiera, realmente no deseaba hacerlo.

Y quizá era un poco egoísta por ello, por quererla a mi lado...

—¿Recuerdas que te comenté sobre la comida con mi madre?

—¡Ah mierda! Sí, por supuesto ¿Es hoy?

—Pues sí... yo quería...

—¡Nash! —gritó poniéndose abruptamente de pie, la cara se le contorsionó y de pronto pareció muy mortificada—, ¿Me has visto? Soy un maldito desastre, ¿Por qué no me lo recordaste antes?

Cruza la línea.  (Del uno al diez) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora