✧ Capítulo 1 ✧

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1 || Si puedes contar, procura no hacerme contar contigo||

(Nota: El link de la playlist estará anclada a mi perfil para que vayan a seguirla, sin más que decir, bienvenides.)

Taste - Tyga ft Offset

Nash:

Habíamos ganado el primer partido de la temporada.

Y jodidamente se sentía genial.

Esto era lo que necesitaba para dejar de preocuparme. Eso, y demostrar en el hielo que Nash Carpenter era alguien de cuidado.

Mi primer partido como capitán, y había jugado como los malditos dioses, con un equipo que era mil veces mejor que el del año anterior, si mi ego me dejaba admitir.

No era una novedad, medio campus creía que sería difícil mantener el nivel de la temporada pasada con nuestras tres estrellas más importantes graduadas. Pero ver la mirada orgullosa del entrenador cuando apareció en el vestuario, me hizo dar un salto mortal mental.

Que me contrataran en el circo, porque a este paso me volvería trapecista profesional.

Se sentía tan bien.

La Frozen Four sería más sencilla que un juego de canicas.

El entrenador Savard no era de los que sonreía, pocas veces lo había visto realmente feliz, pero casi tres años con el hombre me hicieron entender su forma de demostrar "afecto", un asentimiento era suficiente para que a todo el equipo se le subiera la mierda a la cabeza por lo que restaba de días hasta el siguiente partido.

Eso si es que no la cagábamos en los entrenamientos, lo que pasaba muy a menudo, pero tampoco me autosabotearía tan temprano.

Me quité los patines con pereza, tenía los pies adoloridos, al igual que todo mi sistema muscular en realidad, pero ¿A quién le interesaba? Realmente a mi no.

Si intenté creer al principio que de alguna forma el Hockey terminaría siendo un deporte "delicado" solo me bastó salir del primer entrenamiento en mi primer año de preparatoria, para que esa mísera idea tomara una sartén y me noqueara con un golpe directo en la frente.

Uno cree que a los dieciséis años su experiencia más loca sería beber cerveza a escondidas de sus padres, yo descubrí que ser golpeado contra los paneles mientras patinaba sobre el hielo era mi tirada.

—Bien —El entrenador dejó caer la tablilla en una banca, y nos miró—, muy bien hecho muchachos, honestamente no esperaba esto, no les voy a mentir, con todos los cambios que se hicieron en la nueva formación, creí que sería difícil, pero me callaron la boca.

Los gritos, aplausos, y las burlas se hicieron presentes entonces. No había sentimiento más importante para un deportista, que el de tu entrenador diciendo que superaste sus expectativas. Quizá por eso toda la comunidad estudiantil nos llamaba imbéciles, y quizá lo éramos, tampoco sería yo quien nos defendiera.

Watson era la segunda mejor universidad del país, el año pasado había rebasado a Harvard a nivel nacional. Siendo parte de la Ivy League, con un sistema educativo competitivo que te incitaba a ser mejor desde el primer día, y con un programa deportivo fenomenal.

No sabía cuántas estrellas se habían graduado de Watson a estas alturas, pero al menos el semestre pasado, los capitanes del equipo de Básquetbol, los gemelos Lawrence, firmaron con un equipo famosísimo de la NBA, al igual que Leonardo Savard, el hijo del entrenador y el ex capitán del equipo, que este año jugaría su primera temporada en la NHL.

Cruza la línea.  (Del uno al diez) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora