✧ Capítulo 39 ✧

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39|| Posiciones poco seguras y nada dinámicas.||

Adore you - Miley Cyrus.

Un mes después, noviembre.

Davinia:

Estaba terminando de empacar mis cosas para la noche azul cuando mi castaña y mi rubia favorita entraron a la habitación como si las estuviera persiguiendo el diablo.

Llevábamos poco más de dos meses de conocernos y parecíamos amigas de toda la vida.

Me alegraba saber que había encontrado a las personas con las que podía ser yo misma. Mi peor versión, la desordenada, la más vergonzosa o la más dramática, y ellas seguirían a mi lado, llorando conmigo, siendo mil veces más dramáticas y haciendo cosas todavía más vergonzosas.

Éramos tan diferentes y me imaginaba que por ello habíamos encajado tan bien. No todas las piezas de un rompecabezas eran del mismo tamaño o tenían los mismos colores, lo importante era que ensamblaran de forma correcta.

Ellas eran mi rompecabezas.

Probablemente ninguna sabía para donde se dirigía o si el futuro era tan brillante como esperábamos, pero era menos aterrador seguir viviendo, mientras nos sosteníamos de la mano.

Las quería tanto...

—Quiero que sepas que si yo fuera Carpenter, también estaría obsesionado con tu culo y tus piernas —añadió Riba dejándose caer estoicamente en la cama—, de verdad, Davi, esa cosa muerde.

—Es un perro culazo —añadió Ronnie acercándose para darme un beso en la mejilla en forma de saludo—, hasta hace wouf y todo.

Solté una carcajada y negué con la cabeza.

—Haz arruinado a Roberta, Riba.

—¡¿Yo?! Ella es la pervertida aquí, que no te engañe Davinia, de verdad es una guarra, nada más pregúntale por qué ya no deja que nadie coma en la barra de su apartamento.

Abrí mucho los ojos y la miré, ella, por supuesto, ya estaba roja cual tomate por todo el cuerpo y le aventaba a Riba una almohada que ella fácilmente esquivó.

—¿Jameson te folló en la barra? —pregunté atónita.

—¡Ja! —Soltó Riba con un brillo travieso en los ojos—, en la barra, en el piso de la cocina, en la mesa, en el sofá, en el piso del salón, en el baño, ¡Dios! nada más le faltó empotrarla en la pared y ensartarla como trufa.

Roberta comenzó a toser y Riba y yo solo pudimos abrir todavía más los ojos.

—¡No lo hizo! —gritó Riba.

Ronnie sonrío de lado y evitó a toda costa nuestra mirada.

—¡Mierda! —grité—, de verdad lo hizo.

Suponía que tenía todo que ver con el hecho de que Jameson era un gigante y al lado de Roberta se viera como un rascacielos, pero... nunca me imaginé que a Ronnie le gustase tanto la versatilidad.

Bien por ella, se merecía tantos orgasmos como Jay pudiese darle.

Llevaban aproximadamente un mes en algo que no se atrevían a catalogar como relación sería, pero Riba y yo pusimos dinero sobre la mesa, esperábamos que antes de Año Nuevo, Jay no aguantara más y le confesara que la adoraba con locura.

Nada más tenías que ver cómo él la miraba, era tan poco disimulado que incluso hacer chistes al respecto se volvió aburrido.

Lele y River no sabían que más hacer para meterse con él, aparentemente pasar más tiempo con Roberta le había convertido su anterior falta de paciencia, en un costal infinito de tolerancia.

Cruza la línea.  (Del uno al diez) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora