32|| Conectados.||
Illicit affairs - Taylor Swift
•Nash:
No estaba preparado para estar allí.
Ninguno estaba listo.
Al entrar al vecindario de la vieja casa de la familia Savard, en una residencial cerca de Harvard, que parecía de gente rica, me di cuenta de que toda la calle estaba llena de autos, y al bajar de la camioneta de Colten, divisamos a varios miembros del equipo fuera, con traje.
Tuvimos que correr a casa para cambiarnos, porque según Lennox, habría una comida para conmemorar a la madre de Savi, y debíamos ir formales.
Al parecer Roberta se encontraba en un examen del que no pudo escapar, y Riba tenía una junta de trabajo; pero dijeron que ya le habían petado el móvil de mensajes, y que la estarían esperando con una cena casera al estilo De la Fuente cuando llegásemos.
Parecieron realmente tristes y preocupadas por no poder asistir, pero estaba seguro de que Davinia comprendería, lo importante era que supiese que la apoyaban.
Reconocí a unos cuantos del equipo de Harvard también, sentados en sillas de metal que se encontraban colocadas en hileras por el vasto jardín.
Estaba muy bien cuidado, como si la casa aún estuviese habitada, aunque Lennox ya nos había confirmado que Davinia no había puesto un pie allí, desde que regresó de Italia en Julio del año pasado.
Al parecer todo ese tiempo que estuvo en Harvard, vivió con Drake y su familia, quienes al igual que los padres de Lennox, se encargaban del cuidado de la casa.
Era grande, de tres pisos, color amarillo pastel, una reja de metal con intrincados en forma de trenzas, y enredaderas con flores por las paredes.
Por fuera parecía una casa común y corriente, pero solo había que mirar a los costados para notar, que había murales pintados a mano.
—Mierda —murmuró River apretando los ojos—, Nash...
Sentía que mi cuerpo se encontraba allí, pero mi mente estaba en otro sitio, uno en el que Davinia no sufría, uno en el que la conocí antes y pude haberla protegido del dolor.
Sí tan solo lo hubiese sabido, si me hubiera dado cuenta...
—Respira Cap, te necesita fuerte. —Volvió a murmurar River.
—¿En dónde está ella? —pregunté mientras Lennox saludaba a varios de sus excompañeros, que nos ofrecieron miradas tensas y sonrisas tristes.
Jamás en la vida creí que estaría mi equipo conviviendo con nuestro más grande rival un jueves por la tarde; pero suponía que, cuando alguien te importaba lo suficiente, ni siquiera la competencia interesaba.
Todos esos años en los que ni un solo miembro de Watson pudo estar en el mismo lugar que otro de Harvard porque terminaba en pelea, se esfumó.
—Se ha dormido —Todos disparamos la cabeza en dirección a las escaleras del porche, de donde bajaba Drake Basil, con un traje azul y el cabello revuelto, se veía un poco más entero que Lennox, pero los surcos oscuros que tenía debajo de los ojos me indicaron de no había descansado en días—, prometí que la despertaría cuando llegara el momento de ir al cementerio.
—¿Qué pasó? —preguntó Colten.
—Nada nuevo, mi madre dio la plática de siempre y... —carraspeó para aclararse la garganta—, ella no lo soportó, igual que el año pasado.
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Cruza la línea. (Del uno al diez)
Teen FictionSalir con la hija del entrenador, era lo único que no debía hacer. Mi temporada como capitán por fin había llegado, y no había nada que me importara más, que demostrar que lo merecía. Primero el hockey y después la universidad. En ese orden, las d...