✦ Capítulo 26 ✦

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26|| Ahora solo soy yo.||

All the thing she said - t.A.t.U

Nash:

Esa sensación en el estómago de cuando tú día empieza a caer en picada, aunque haya comenzado de la mejor manera, y piensas que no puede ir peor, pero, porque el destino es un hijo de puta al que no le gusta ser retado, te lanza la pregunta de "¿Estás seguro?" Bueno, estaba viviéndola en ese instante.

Y lo peor de todo es que no podía hacer nada para evitarlo.

Definitivamente no estaba listo para hablar con ella, pero cuando llegué a casa y la vi plantada en la puerta con los brazos cruzados y el ceño fruncido, me di cuenta de que había jugado demasiado con mi suerte.

Intenté localizar a papá, pero tenía el maldito móvil apagado, me suponía que se encontraba en una reunión importante, estaba a poco más de dos meses de publicar su último poemario, siempre tenía muy poco tiempo disponible cuando era temporada de publicación.

Así que no tuve más remedio que dejarle un mensaje, llevar a mi madre a casa y adelantar la jodida conversación que sabía necesitábamos tener, aunque me hubiese gustado que estuvieran todos presentes cuando sucediera.

Porque, aunque ella fuese mi madre, también tenía un padre que tenía el derecho de participar, y dos padrastros que siempre habían sido importantes.

Mi núcleo familiar podía no ser algo "normal" para los demás, pero yo estaba acostumbrado a tener conversaciones serias con cuatro personas, no solo con una.

Y aunque antes la situación no me hubiese disgustado por lo acostumbrado que estaba a que ella tuviese siempre la última palabra, ahora me parecía un error.

—¿Quieres explicarte?

—¿Explicar qué? —pregunté serio—, no tengo nada que explicar, mamá.

—Nash, no me has respondido los mensajes en más de una semana, no has tomado mis llamadas, tampoco te has dignado a venir a casa para saber cómo estoy o si necesito algo ¿Crees que ese comportamiento es digno de ti? Porque el chico al que críe, no se parece al que tengo enfrente.

Fruncí el ceño y negué con la cabeza para después soltar un bufido.

—Te respondí, te dije que estaba ocupado. Es semana de parciales, tengo partidos y entrenamientos, no tenía tiempo y te lo hice saber.

—Pues haces espacio, te he educado mejor que eso, esta rabieta tuya y de tu padre me ha cansado, es insolente y...

—Ahí te voy a detener —Le dije entonces, mirándola por fin—, jamás, nunca he sido insolente contigo mamá, pero tienes que entender que...

—¿Entender? ¿Yo tengo que entender? —preguntó arqueando una ceja y con la ironía desbordándosele por los poros—, no Nash, yo no tengo que entender nada. Soy tu madre y cuando te doy una orden, la obedeces, es así de sencillo como siempre.

—Pero yo...

—Y no me interrumpas que estoy hablando —Solté un gruñido y cerré la puta boca, estaba enojada, se le notaba demasiado, el problema era que mi día había estado de la mierda también y no sabía cuánto tiempo tardaría en explotar si la conversación seguía por ese rumbo—, lo único que siempre he querido para ti, es lo mejor, y jugar a la estrella no lo es, Nash.

—Jamás me he creído una estrella, mamá —respondí con el ceño fruncido, confundido—, juego al hockey y soy el capitán, tengo responsabilidades que...

Cruza la línea.  (Del uno al diez) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora