✦ Capítulo 34 ✦

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34||Mia para atesorar.||

How you get the girl - Tayrlo Swift

Nash:

Celos.

Lo que me provocaba ganas de vomitar y de gritar eran celos, no podía negarlo, lo sentía en cada espacio de mi alma. Estaba a dos segundos de que los cables se me desconectaran y me convirtiera en un imbécil hombre de las cavernas del año en el que cazábamos mamuts.

A esas alturas habíamos llegado, que ridiculez.

Iba a matar a alguien.

Y mi centro se enfocaba más en específico en el estúpido con ganas de perder los dientes que acababa de dedicarle un gol de calentamiento —un bello y precioso puto gol que me paralizó las putas piernas—, a mi jodida chica.

Y aunque técnicamente todavía no era mi chica, Harvard sabía que entre Davinia y yo había algo, había más que un puñetero "algo", no me lo podía creer...

Pero cuando disparé la cabeza hacia ella, la vi sonriéndole, luciendo feliz y sonrojada y con su puta camiseta puesta, algo dentro de mi pecho se quemó, pudrió y pulverizó en un instante.

Fue como sentir que me abrían las entrañas con una cuchilla.

Ese imbécil se iba a pudrir en el infierno.

Normalmente era un chico calmado, la mayoría del tiempo mantenía mi mierda bajo control y encerrada en una caja que me tomaba el tiempo de abrir y pensar después de los partidos. Porque no me gustaba entrar al hielo con la cabeza hecha un lio, eso jamás salía bien y no me agradaba perder y mucho menos ser el causante de la derrota.

Pero en ese momento, fue como si todos los años en los que me había contenido se fusionaran y me subieran por la tráquea hasta destrozarme la garganta y ahogarme.

Esas eran las consecuencias de tragarte tus emociones por tanto tiempo, cuando comenzabas a ser consciente de lo enfrascado que habías vivido, tan solo una minúscula chispa enciende tu interior y no hay marcha atrás para apaciguar el infierno en llamas que se desata después.

—Cálmate —murmuró River a mi lado intentando taparme la vista de la pelirroja con mirada triunfante, que me quemaba la frente con sus ojos esmeralda cargados de venganza—. Respira hombre, respira de una puta vez.

¿Qué respirara? Cómo si no lo estuviera intentando, carajo, no podía ni parpadear sin que me supusiera un esfuerzo monumental.

¿En qué me había convertido? Los celos transformaban a las personas en otras completamente diferente, estaba dándome cuenta de ello.

—Voy a romperle las piernas. —murmuré en un gruñido tratando de luchar contra su agarre que se intensificaba cada vez más.

Me tomó de la Jersey con ambas manos y me empujó hacia atrás.

—No, no lo harás —Cuando me digné a verlo, me di cuenta de que su expresión era dura y su mirada parecía de... no lo sabía, algo que lucía como la decepción—, te lo buscaste.

—¿Perdóname?

Casi me voy de culo.

Me tambaleé sobre los patines y retrocedí hasta chocar con los paneles que tenía detrás, sacudí la cabeza rápidamente para espabilarme.

No había escuchado bien ¿Verdad?

—Lawrence publicó tu entrevista —¡Maldita sea! De todos los días que Faith pudo escoger, eligió justamente el del partido de Harvard para lanzar la bomba.

Cruza la línea.  (Del uno al diez) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora