✦ Capítulo 40 ✦

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40|| Una oferta terriblemente llamativa y un tanto terrorífica.||

Cheers - Rihanna.

Nash:

¿Existía algo mejor que mi novia con mis jerséis de hockey y nada más debajo?

Aparentemente y a partir de hoy, la respuesta era sí.  Nadie me preparó para verla con nada más que un precioso bikini de dos piezas rosado con flores blancas alrededor.

Sí, alguien iba a morir si se le ocurría mirarla más tiempo del estrictamente correcto.

Y no porque me molestase que la mirasen, quería decir, Davinia era la persona más hermosa y caliente que conocía, pero si acaso la llegaba a ver incomoda por algún idiota, iba a perder la paciencia.

—Relájate —murmuró River con la mirada cargada de gracia—, parece que estás a punto de ladrar, necesitas respirar hermano. 

—No estoy a punto de nada, idiota.

—Sí, por supuesto que sí —añadió Lele con una ceja arqueada.

—Al menos no soy Jay —Los tres giramos la cabeza para observar a Jameson, que se encontraba siguiendo a Ronnie como si fuese su perro guardián, a esas alturas, no estaba muy alejado de la realidad.

Sí yo había perdido la cabeza por mi novia, el había perdido incluso el sentido de la vergüenza por Roberta. No creí que llegaría el día de verlo así.

—Sí... no sigas su ejemplo, la cabeza de Jay funciona diferente —dijo River soltando un resoplido.

—Estoy seguro de que si pudiera mearla como un poste, lo haría —contestó Lele sin apartar la mirada de Riba.

Y hablando de personas que podrían mear un poste para llamarlo suyo...

Pero regresando a mis mejores amigos, estaba feliz por ambos.

Desde que Jay me contó que tenían algo, Roberta parecía más vibrante y feliz de lo que de por si era. Había recuperado parte de la confianza que Franco le arrebató en sus años de relación, y ahora era muchísimo más extrovertida de lo que recordaba hubiese sido nunca, incluso provocativa y cuando lanzaba comentarios en doble sentido poco propios de ella, Jay se ponía rojo hasta las orejas.

No existía ni un solo recuerdo de nuestros años como mejores amigos, en el que no estuviese Franco, y no noté lo mucho que la estaba consumiendo hasta que lo mandó al carajo.

Ninguno de los dos se había atrevido a formalizar todavía, pero era muy pronto para ello.

Las chicas apostaron de que antes de que terminara el año, tendríamos una pareja más en el grupo, y lo esperaba. Al menos se estaban tomando su tiempo, cosa que evidentemente necesitaban.

Negué con la cabeza y decidí tomar asiento en lo que Jay llevaba a las chicas por tragos.

La noche azul era todo un evento, a pesar de que no asistían profesores, la universidad contrataba un sistema de seguridad que tuviese a personas en cada esquina para procurar que no sucediera ningún accidente. Todas las entradas de cualquier tobogán o alberca profunda, proporcionaba un encargado con alcoholímetro para evitar que gente alcoholizada ingresase. 

Funcionaba y de hecho, solo los de tercer y cuarto podían asistir. La única razón por la cual nosotros pudimos estar el curso pasado, fue porque éramos deportistas, si no, sería nuestro primer año.

Era divertido como la mierda, de por sí los parques acuáticos me gustaban, pero de noche Slideland pintaba sus piscinas de luces fluorescentes y bañaba el lugar de música increíble, había un DJ involucrado también por supuesto.

Cruza la línea.  (Del uno al diez) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora