✧ Capítulo 7 ✧

29.1K 1.6K 274
                                    

7|| La extinción de la monogamia ||

Star all over - Miley Cyrus.

Davinia:

Mace era un estado entre Nueva York, Massachusetts y Connecticut, la capital, Watson, era una ciudad grande, bonita y diversa, a pesar de no ser frontera.

La primera vez que puse un pie en Watson tenía trece años, mi padre acababa de firmar el contrato permanente con la universidad, y mi madre y yo estábamos tan emocionadas por él, que planeamos una comida en la nueva casa que le habían dado para que viviese.

Claro que esa comida terminó con mi madre y conmigo acabándonos todo antes de que él llegara, porque cuando se trataba de ser impacientes, siempre peleábamos por ver quien se quedaba con el primer puesto. Al final el restaurante italiano que estaba a la vuelta de la calle nos salvó la vida.

Recordaba haber estado todo un día comprando muebles y cosas indispensables para que a mi padre no se le ocurriera conformarse con un colchón y una sábana. Ella aseguraba que probablemente eso es lo que haría si nosotras no nos hacíamos cargo. También lo creía muy capaz, para que mentir, mi padre solía ser esta clase de hombre que, sin mi madre, parecía un cervatillo perdido y miedoso, a pesar de que el hombre medía casi dos metros y su rostro era más intimidante que el de un boxeador profesional.

El temible entrenador Savard a lado de su brillante y preciosa esposa era cenizas.

Nuestra vida nunca fue realmente "normal" mi padre rara la vez duraba más de dos años en un sitio. Las ofertas de trabajo llegaban a borbotones cuando se enteraban de que su contrato actual estaba a punto de terminar. Ni siquiera le permitían a la escuela en curso darle otra oferta, o una plaza permanente; y al ser el entrenador de mi hermano, a donde quiera que fuese, Leo se iba con él.

Nací y crecí en Boston, Worcester, la vieja casa se los abuelos, pasó a ser de mi madre, y cuando ella y mi padre se casaron, decidieron que allí viviríamos. La mayoría de las casas conjuntas —por no decir que la cuadra entera—, eran habitadas por parejas de la tercera edad o nuevos matrimonios.

Nunca tuve vecinos con los cuales salir a jugar, y hacer amigos de pequeña se me dificultaba demasiado. Así que, hasta que conocí a las chicas y a Drake y Lennox, mi vida se resumía a viajar para ver a mi padre, el hockey, el arte, y la sonrisa de mi madre desde que despertaba hasta que me iba a dormir.

Estaba segurísima de que sin Jordyn y Tara estaría totalmente sola, no solo porque se me daba pésimo eso de mantener a las personas a mi lado por más de seis meses, sino también porque no estaba acostumbrada a dar el primer paso. Incluso con ellas, Jordyn fue la primera en hablarme, arrastrando a Tara en el proceso, de ahí se unieron los chicos, y, sorpresa, ellos también tomaron la iniciativa.

Pero enfocándome en el tema de mi padre, no era que no resintiera su ausencia o la de Leo al crecer, por supuesto que lo hacía, pero mi madre hizo de todo para que no llorara cada que recordaba que los vería hasta las vacaciones más cercanas.

Por eso cuando Watson Mace University le ofreció a él el trabajo de sus sueños, mi hermano regresó a Worcester a vivir con nosotras y Theo Savard firmó su primer contrato a largo plazo. Yo tenía trece años y Leo quince, y quizá esos fueron los mejores años de mi vida.

Watson no estaba tan retirado, y mi padre regresaba todos los fines de semana sin falta a casa, ayudaba al equipo de la preparatoria con apoyo moral los sábados de partido por la tarde, y por la noche, nos llevaba a mi madre y a mí a comprar helado y a alimentar a los patos en el parque.

Jamás vi a una pareja más enamorada, a pesar de tener un matrimonio a distancia con dos hijos a punto de entrar en la adolescencia; por alguna extraña razón, a ellos parecía funcionarles.

Cruza la línea.  (Del uno al diez) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora