✦ Capítulo 14 ✦

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14|| Estoy intentándolo, pero es guapo.||

In your eyes - The Weekend.

Davinia:

Salir con Riba y Roberta fue el respiro que necesitaba.

Nunca había comprado tanta ropa en mi vida. Tendría que hacer limpieza de armario y revisar que ya no me ponía para donarlo. Porque por la cantidad de bolsas con las que había regresado a casa, me vería en la penosa obligación de comprar una cajonera de repuesto para no tener que elegir el piso como closet.

En el pasado, conseguir ropa que me convenciera era todo un reto. No solo porque la mayoría de las tiendas departamentales tiene una gama de tallas reducida, sino también porque mi estilo era algo difícil de hallar.

Me gustaba la ropa colorida y holgada, en específico, la que quedaba con la estética de los noventa y ochenta.

Al menos para el día a día. Ir con un vestido tornasolado tampoco es que fuese mi tirada para asistir a clase.

Dividía el armario en dos secciones. Ropa que utilizaba entre semana, y prendas que solo usaba cuando salía de noche, o a otro sitio que no fuese el campus. Tenía un sinfín de prendas vintage que mi madre me había heredado, pero esas entraban en la categoría de "Hoy es un día para romper con las barreras del siglo".

Lo sencillo que fue encontrar cosas que comprar con la ayuda de Riba... al parecer tenía un gusto por la moda inigualable, Ronnie confesó que, sin ella, probablemente seguiría vistiendo con solo ropa deportiva o de licra, ya que, al igual que a mí, se le dificultaba hallar prendas que no le quedasen nadando del largo. 

Drakito:
Las chicas me han dicho que estás enojada con ellas, ¿Qué sucedió?

La vena de la frente comenzó a palpitarme de manera enferma, ocasionándome un dolor de cabeza que estaba segura no me podría quitar ni con cinco aspirinas.

Ellas no se habían atrevido ¿Cierto?

Ellas no habían hecho lo que creía que habían hecho.

Drakito:
Me dijeron que ayer las botaste por otras dos chicas. ¿Tienes nuevas amigas?

Tomé una bocanada de aire y me senté en el suelo. Tratando de tranquilizarme.

Había dos opciones en esto. O me había comportado como una total imbécil con ellas cuando las vi en el centro comercial, o estaba a punto de darme cuenta de que intentaban hacerse las víctimas.

Cualquiera de las dos opciones me dejaba un pésimo sabor de boca.

Sabía que no era una persona fácil de entender o sobrellevar. Estaba muy consciente de mi forma tan frustrante de ser.

Nunca me había justificado. No me habían educado para ser así.

Si la cagaba, pedía disculpas, veía formas para cambiar lo que había hecho mal, e intentaba mejorar. Jamás pedí perdón por mi forma de ser, pero sí por las acciones que pudieron llegar a lastimar a mis amigos por no pensar un poco menos en mí.

Agarré el móvil y le llamé a Drake, esperando lo peor, por supuesto.

Positivas siempre, me encanta.

—¡Mi cielo! —La voz cantarina de Drake me hizo sonreír instantáneamente—. No sabes la falta que me haces por aquí, entrenar sin tus consejos no es lo mismo.

—¿Cómo va la temporada? Por lo que he leído, excelente.

—Estoy dando lo mejor de mí, pero espero que cuando juegue contra Watson, lleves mi camiseta y no la del idiota con el que vives.

Cruza la línea.  (Del uno al diez) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora