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Caminar por las calles de Múnich será uno de mis pasatiempos favoritos, aunque el día era nublado y amenazada con llover en cualquier momento no podía dejar de sentir ese sentimiento de satisfacción. Al momento de salir del supermercado Silas cargó las dos bolsas que había llenado con productos que se necesitaban en el departamento de Emma, cuando me ofrecí por lo menos cargar una bolsa cambió el tema de nuestra conversación.

En este tiempo pude conocerlo mejor, tenía 28 años y llevaba trabajando en el periódico desde hace tres años, siempre le había gustado brindar críticas cuando estaba en la preparatoria así que cuando vio que tenía potencial en el periodismo no lo pensó dos veces en estudiarlo, sus padre también eran unos de los más grandes periodistas de Alemania pero no los veía tanto ya que viajaban mucho alrededor del país para serlos primeros en cubrir las noticias, él en cambio nunca le había gustado salir de un lugar a otro y decidió por un trabajo mucho más estable.

Le conté también sobre mi vida, que había decidido estudiar Leyes porque era una de las carreras donde mejor me podía desenvolver, siempre había tenido una habilidad para la lectura y no se me dificultaba nada recordar lo que había leído para los exámenes, pude ayudar en la empresa familiar un tiempo y eso fue lo que me alegraba, obviamente omití la parte en donde mi hermana murió y mi vista al hospital unos días antes pero no era para estarlo divulgando a alguien a quien apenas conocía.

Llegamos finalmente a las puertas del edificio del departamento, volteé a ver a Silas para tomar las bolsas y agradecerle.

- Puedo ayudarte a subirlas – se ofreció – Emma comentó que el elevador no funcionaba.

- Gracias – pausé – pero ya hiciste suficiente cargándolas hasta aquí, no puedo permitir que las subas hasta el cuarto piso – intenté tomar las bolsas de sus manos, pero las retiro.

Lo miré, se encontraba decidido a subirlas, a lo cual reí, contemplé un momento su propuesta, tenía razón, cuando cargué la maleta había terminado muerta de cansancio y la falta de aire era inmensa, sopesé mi respuesta hasta que asentí, llevé la llave a la puerta y la abrí. Pasó a mi lado y subimos por hasta el cuarto piso.

Aparentemente su condición física está intacta a comparación mía, cuando llegamos tuve que tomar un largo respiro para volver a dar un paso más, al ver mi acción este río y yo solo rodé los ojos. Introduje la llave del departamento en la cerradura y la puerta hizo su trabajo, dejé pasar a Silas y por último yo, cerré la puerta escuchando la puerta de uno de los vecinos abrirse, no pude ver quien era ya que Silas me llamó.

- ¿Está bien si las dejo aquí? – preguntó, cerré la puerta para mirar hacia él.

- Si – contesté – donde sea está bien.

Caminé hacia dentro del departamento para ver cómo las colocaba sobre el comedor, me quité el abrigo y lo dejé junto con mi bolsa en el sofá. Lo miré con curiosidad, se encontraba observando a su alrededor curioso, como si nunca hubiera estado aquí.

- ¿No conocías el departamento de Emma? – pregunté curiosa.

- Lo conocía – me respondió sin mirarme – pero la última vez que vine estaba lleno de cajas.

- Bueno – reí – me da gusto que haya avanzado, me da esperanzas de que mi habitación se vea un poco más decente.

- ¿Lleno de cajas? – preguntó irónico.

- Sip – asentí – es una de las razones por las que quiero encontrar un departamento para mí, siento que estoy invadiendo su espacio – expliqué.

Me miró serio por unos momentos hasta que se animó a hablar.

- No creo que ella piense lo mismo – me dijo – desde que volvió de su último viaje no ha parado de decir que había invitado a una amiga a que se quedara con ella para que conociera donde trabajaba y visitaran lugares juntas – me señaló con su mentón – supongo que eres tú – reí.

Después de ti. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora