Di vuelta en la cama, tomé mejor la sábana y me volví a cubrir, hacía frío, Derek siempre se olvidaba de reiniciar el calentador por las mañanas, y como él era un oso polar ni se inmutaba, levanté un poco la cabeza recordando cómo fue que llegué a mi propia cama, seguía con la misma ropa y mi maquillaje seguía intacto, estaba segura que por mis propios métodos no fue porque lo último que recordaba recostarme en el hombro de Braun.
Me levanté ya no aguantando el frío de la habitación, me puse mis pantuflas y caminé hacia la puerta, mi habitación solo era iluminada por el sol de la mañana, pero me había encargado de comprar unas persianas que lo tranquilizaran y no me despertaran como las de Frederick. Tomé el pomo de la puerta y lo giré para salir, la sala estaba igual de fría que mi habitación, podía jurar que mi soplaba en el viento podía sacar humo de mi boca, visualicé a Derek de espaldas en la cocina bebiendo una taza de café.
- Tenemos que poner algunas normas sobre la calefacción – dije caminando lentamente hacia él.
- Buenos días – saludó mi hermano sonriente.
- ¿Por qué estas de buenas? – pregunté gruñendo, me senté en una silla de la barra.
- A algunas personas nos gustan las mañanas – rodó los ojos - ¿café? – preguntó al mismo tiempo que levantaba su taza, yo solo asentí y me recosté en la barra - ¿no dormiste bien?
- Lo estaba hasta que alguien se le ocurrió apagar la calefacción – gruñí.
- Braun entro a tu habitación y dijo que estaba muy caliente, dijo que era mejor no volverlo a prender porque despertarías con dolor de cabeza – explicó.
- A veces me sorprende lo bien que me conoce – tomé la taza que me ofrecía y le di un sorbo.
- Y a mí – me miró analizándome.
- ¿Qué ocurre? – pregunté extrañada.
- Me molesta – contestó – me molesta que Braun sepa más cosas de ti que yo que soy tu hermano.
- Braun ha sido mi amigo por más de quince años – expliqué.
- Y yo he sido tu hermano por veinticuatro – puntuó – y no sé ni la mitad de lo que él sabe.
- Derek...
- Yo solo quiero que confíes en mí – me interrumpió – que cuando sientas que no puedas más me llames, sé que esa noche no pude estar – suspiró – pero te prometo que de ahora en adelante siempre estaré.
Tomó mis manos del otro lado de la barra y las unió con las suyas.
Sé que en todo este tiempo Derek le había hecho ver a mi padre que él no tuvo la culpa de la muerte de Anna, pero eso no quita que en realidad se lo haya creído, así como Braun o como yo, pero esa culpa siempre estará y no podemos hacer nada porque fue un acontecimiento muy fuerte en nuestras vidas.
- Te prometo siempre llamarte – por fin hablé – te lo prometo.
Besó mis manos y luego se puso manos a la obra para preparar el desayuno.
Mientras veía cómo se las ingeniaba para preparar la comida mi mente viajó a la noche anterior, Frederick conociendo por primera vez a Braun, Derek conviviendo con Braun, Braun y yo conversando todo lo que nos habíamos perdido.
Realmente lo extrañaba.
- ¿Sabes cómo llegué a mi cama? – pregunté viendo hacia el sofá.
Solo lo podía ver de espaldas, pero pude notar como se encogía de hombros como si se estuviera riendo.
- Cuando llegamos, tú estabas recargada en el hombro de Braun – por fin habló – Frederick quería llevarte, pero Braun lo impidió porque él ya tenía su brazo en tu espalda – volteó para continuar su historia – si las miradas mataran créeme que los dos ya estuvieran tres metros bajo tierra – llevé mi mano al puente de la nariz – yo te llevé antes de que ellos te mataran en medio de su guerra.
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Después de ti. (TERMINADA)
RomansNoa se encuentra perdida en la vida. Después de la muerte de su hermana no encuentra otra forma de vivir, decide que lo mejor es terminar con su sufrimiento pero finalmente ve una salida. No se imagina que esa salida es un inicio para encontrarse as...