25

52 7 2
                                    

Mi mano aún seguía en el pomo de la puerta, mis ojos abiertos de par en par y mi corazón latiendo a mil por hora.

- Si sigo sufriendo conmociones tan grandes no llegaré a la edad de mi abuela – susurré.

Escuché cómo abrían una puerta y dos segundos después sentí una presencia junto a mí.

- ¿Estás bien? – Braun llevó mi mano a mi espalda y le dio un leve masaje.

- Traumada para toda la vida.

- ¿Cómo? – preguntó confundido.

- ¿Por qué tengo que ser yo quien se lleva las peores partes? – pregunté cansada, levanté la cabeza hacia el techo - ¿acaso me odias?

Sentí como el pomo se movía sobre mi mano, alguien estaba tratando de abrirlo, lo solté y la puerta de abrió rápidamente dejando ver a Derek con el pantalón que llevaba anoche sin abrochar y a Emma con su camisa que les llegaba a los muslos.

- Lo siento muchísimo – me disculpé – estaba buscándote y pensé que Derek sabría dónde estabas, no pensaba que me fuera a encontrar con esto claramente, pero si quieres puedo esperar en la playa – lejos del deseo y la calentura, pensé.

- Vamos hermanita, es algo que todos hemos hecho – Emma le dio un golpe en la cabeza.

- Ahí te alcanzo – confirmó.

Le sonreí y caminé hacia la habitación con Braun pisándome los talones.

- ¿Emma y Derek?

- Ajá – confirmé mientras tomaba el bolso que había preparado antes de presenciar el acto.

- Pero se odian.

- Ajá – caminé hacia la puerta de la habitación.

- ¿Emma y Derek? – volvió a preguntar.

- Pasa así unos segundos más y tal vez llegues a donde estoy yo.

Salí de la habitación para toparme con la tercera persona que había estado acompañando a Emma y Derek, era el mismo chico con el que había estado bailando antes de Braun en el antro.

- Me dijeron que tres ya eran multitud – lo miré con horror.

- La puerta está al final del pasillo si ya te vas – escuché de decir a Braun detrás, pude notar la frialdad en sus palabras, estaba claro que si yo lo recordaba Braun también.

- Ya me iba, pero – me miró – no sé si quieras continuar lo que dejé pendiente con ellos – terminó con una sonrisa.

Fruncí el ceño, ¿este idiota que se creía?

No fue necesario responderle ya que volvió a pasar su mirada detrás de mí y su sonrisa se fue desvaneciendo, levantó las manos en signo de rendición y dio media vuelta para irse.

- ¿Quieres que te acompañe a la playa?

- No lo sé – dije dudosa – Emma llegará y claramente nos pondremos al día – lo miré sonriendo – pero sería agradable tener tu compañía por un rato.

Me sonrió y puso su cara a centímetros de la mía.

- Iré a cambiarme – avisó.

- De acuerdo – contesté, aun así, no se movió del lugar, con sus manos aun en mis caderas, su frente contra la mía y su nariz casi rozando la mía, continuó hablando.

- Sigues usando el dije – susurró.

- No pensaba quitármelo – respondí – aparte no me incomoda para dormir.

Después de ti. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora