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Tres semanas después

Braun

El cateo al departamento de Frederick sirvió para que la policía reabriera el caso sobre la desaparición de Noa, ya era definitivo que ella no había desaparecido con él de manera involuntaria, en la búsqueda en el departamento encontraron botellas de sedantes vacías, las habían mandado a analizar pero no había huellas dactilares en ellos, la policía estaba investigando si podían dar con el comprador pero las farmacéuticas son demasiado estrictas en ese tipo de información cuando las botellas habían sido adquiridas de forma legal, y Frederick al ser psiquiatra sabía eso.

Sentíamos que el detective se acercaba más al paradero de Noa, pero cada vez avanzaba más lento por falta de información, no habíamos encontrado nada de papeles que nos pudiera brindar algún tipo de pista y Thomas sospechaba que los papeles importantes estaban en la oficina de Frederick, pero ni con una orden judicial podíamos entrar, los abogados de Ariel se habían asegurado de esto.

Supongo que al ser la madre daría la cara por su hijo sea lo que sea.

Visitar todas las tardes la comisaría se había convertido en nuestra vida cotidiana pero últimamente no dejaba que los padres de Noa me acompañaran, en especial su madre, cada que el Rupert nos miraba lo hacía con cierta lástima que no rompía todas nuestras esperanzas.

- No puede estar muy lejos – susurró la madre de Noa.

- Eda – la llamó su padre.

- ¡No! – exclamó – ¡puede que tú ya te hayas rendido, pero yo no!

- Nadie se ha rendido mamá – habló Derek.

- Ya he perdido a una hija – lloró – no se si puede soportar perder a otra más.

Su llanto estaba sonando por toda la sala de mi departamento, Emma se puso de pie y caminó hacia Eda, poco a poco la fue poniendo de pie susurrándole que era mejor que durmiera un rato.

- Tú también papá – indicó Derek a su padre.

- No puedo – negó – no puedo dormir sin saber que por lo menos Noa está bien, ¿Qué sucede su no ha comido?, ¿o simplemente dormido?

- Si la encontramos y eso ha sucedido no podrías ayudarla porque estarías igual o peor que ella – sentenció – te prometo que si suena el teléfono los despertaré al instante – avisó – aunque no sea sobre Noa.

Albert observó a su hijo durante unos segundos y después habló.

- Lamento mucho haberte tratado como lo hice – pausó – eres un hijo excepcional, siempre lo has sido, prometo valorarte más y sobre todo escucharte cuando lo necesites, incluso sino encontramos a Noa...

- Pero la encontraremos – lo interrumpió.

- Lo sé – aceptó – pero en caso de que no, quiero decirte que lo que has hecho siempre lo recordaré, defender a tu hermana como lo has hecho ha dejado en claro lo bueno que los hemos educado, tu madre y yo no podíamos creer en todo lo que Noa ha pasado, pero nos calma que siempre te haya tenido a ti a su lado.

Sonreí.

- También a ti Braun – lo miré – saber que Noa cuenta contigo también ha sido un calmante para nosotros, eso nos garantiza todo lo que la amas.

- Podría hacer eso toda la vida – garanticé.

- Lo sé – avisó – y también sé que ella lo sabe.

Sin más que decir nos dedicó una última sonrisa y se dirigió hacia la habitación dónde se estaban quedando, a los pocos minutos regresó Emma.

- Le he dado a Eda una pastilla para los nervios – caminó hacia la cocina – probablemente duerma hasta mañana por la mañana.

Después de ti. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora