4

209 14 1
                                    

- ¿Qué hiciste anoche? – preguntó Emma.

- Después de que Silas se fuera acomodé un poco la habitación, no te preocupes no moví nada de importancia – aclaré, metiendo una uva en mi boca – preparé mi bolso e imprimí unos de los artículos que hice cuando estaba en la preparatoria por si los llegara a necesitar.

- ¿No dijiste que a Silas le había gustado tu trabajo?

- Si – asentí – pero supongo que me vendrían de inspiración en alguna ocasión.

Emma asintió caminando a mi lado, había llegado alrededor de la medianoche, la había escuchado pero estaba demasiado cansada para preguntarle cómo le había ido, todavía el cambio de horario me estaba afectando pero pronto me acostumbraría, o bueno eso esperaba, levantarme a las siete de la mañana para comenzar a arreglarme nunca me había costado tanto como hoy, cada una se había preparado para el trabajo y salimos con un poco de fruta en nuestras manos para luego iniciar nuestro camino hacia el periódico.

Quería llegar con tiempo de anticipación porque aún no sabía dónde seria mi área de trabajo, mis fechas de publicación o simplemente quien sería mi jefe, Emma me había explicado que todos eran sus propios jefes, pero cuando te atrasabas con tu artículo era la propia directora la que te gritaba en medio de la oficina cuestionándote, eso lo había anotado en mi mente. También me dijo que las fechas de publicación se manejan diferente, unas son diarias cómo las de Werner, Mae y Kat, semanalmente como las de Emma y mensual como las de Silas.

- No entiendo porque te estresas tanto – me dijo Emma – lo harás genial, tómalo como un trabajo de verano, pero en invierno.

- Créeme lo estoy intentando – dije sincera – es solo que ese es mi estado natural – pausé – siempre lo ha sido.

- Lo sé – tomó mi mano – es por eso que no te he dado un golpe por ponerme nerviosa a mí también.

Las dos reímos y continuamos con nuestro camino, realmente agradecía que Emma viviera a unas cuantas cuadras de su trabajo, todo estaba muy cerca de todo, en el camino la había puesto al tanto de mi cita con Ariel, también se sorprendió de que Ariel no haya tomado el teléfono y avisarle a mi madre que su hija estaba al otro lado del mundo.

- ¿Puedo pedirte un favor? – hablé.

- Claro – dijo sonriendo.

- ¿Puedes mantener el secreto mis citas con Ariel? – pregunté dudosa – es solo que todo esto es demasiado para mí y no quiero lidiar con preguntas y prejuicios.

- Claro que si – dijo tomando mi hombro – eso es algo solamente tuyo, de ti depende si lo quieres contar o no, pero déjame decirte algo – pausó – no fueran mis amigos si los consideraba prejuiciosos, créeme.

- Vale – sonreí.

Por fin llegamos al edificio donde sería mi primer día de trabajo, Emma abrió una de las puertas y me dejó entrar primero, recordé cuando había llegado buscándola y arrollé a al imbécil intolerante.

- Oye el viernes arrollé a un chico – comencé – era alto, pelo castaño claro y corto por ambos lados y ojos cafés, lo arrollé por accidente y me gustaría disculparme – obviamente no era cierto, solamente estaba tratando de sacar información de mi mejor amiga para poder averiguar si tenía que tener algún contacto con él.

- Lo siento decías – me dijo Emma, estaba tan entretenida buscando al chico que no me di cuenta cuando había sacado el celular y perdido en este.

- Nada – suspiré, frunció el ceño, pero volvió al celular.

Después de unos segundos sonrió y me dijo que la siguiera, pasamos la recepción y caminamos un poco más hasta llegar a una sala donde suponía que era las juntas, había una mesa rectangular en el centro y sillas alrededor de esta, un teléfono sobre esta junto con un proyector, Emma me dijo que me sentara mientras encontraba a Silas para que me indicara dónde trabajaría.

Después de ti. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora