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El fin de semana me la pasé completamente dormida, Emma me invitó en varias ocasiones a salir con sus amigos, pero le decliné las invitaciones, aparte de que no tenía nada que ponerme no tenía realmente las ganas para salir de fiesta. La mayor parte del tiempo me quedaba investigando a la amiga de mi madre, su amistad había durado años, pero por cosas del destino se vino a trabajar aquí, mi madre y ella perdieron el contacto, pero mi madre la seguí recordando con cariño.

Investigué donde era su consultorio, que resultaba que era un hospital, en el centro de la ciudad, estaba a unas pocas calles del trabajo de Emma así que ella me acompañaría para después ella irse a su trabajo. Al parecer era cierto lo que me había dicho mi amiga sobre querer asegurarse que este viendo a alguien profesional para tratarme, la entendía, literalmente estaba bajo su supervisión y no quería llamar a mis padres si algo pasaba.

El lunes por la mañana salimos del departamento de Emma en dirección al hospital, mi amiga contaba con un coche, pero no era necesario usarlo, las distancias eran realmente cortas y valía completamente la pena caminar por las calles porque eran hermosas, no me cansaba de verlas, el aire fresco no me molestaba para nada y aparentemente a Emma tampoco, supongo que ya se había acostumbrado después de un año en la ciudad.

Recorrimos la misma calle que tomamos cuando nos dirigíamos hacia su departamento, pero ahora dimos vuelta una calle antes de su trabajo, caminamos unas calles más hasta que llegamos a nuestro destino, podía ver lo alto que era el hospital, a través de las ventanas se podía a ver a las personas dentro del edificio.

- ¿Estás bien? – preguntó Emma mientras tomaba mi brazo.

- Si – asentí todavía mirando hacia el edificio – es solo que no lo había visto tan real hasta ahora.

Sentí como ponía la mano en mi espalada para darme ánimos, volteé a verla y me dedicó una sonrisa la cual devolví, miré la hora, tenía que estar en la oficina en quince minutos.

- Anda vete – le dije – tienes que llegar a la oficina – su mirada era de duda, le sonreí y terminé de voltearme – prometo enseñarte todas las pruebas necesarias para que verifiques que si entre.

- Sabes que te creería – rodó los ojos – solo que no estoy segura que debes de enfrentar esto sola – me miró triste - ¿segura que quieres ir sin mí?

- Si – asentí y volví a ver el edificio – es algo que tengo que hacer sola.

Después de unos minutos quedé sola frente al gran edificio, vi a gente entrar y salir de él, coches estacionándose y las puertas abrirse ante los movimientos, di un largo suspiro y caminé hacia el hospital, las puertas volvieron a abrirse dejándome pasar, un guardia me dijo dónde podía encontrar a la amiga de mi madre y me dirigí hacia su oficina. Si por fuera el edificio se veía enorme, por dentro era aún más grande, tuve que detenerme un par de veces a preguntar si iba por el camino correcto, caminé frente a diferentes puertas hasta que di con la correcta.

La puerta decía "Ariel Müller" y debajo de su nombre "Psiquiatra/jefa de Psiquiatría", di otro suspiro y llevé mi mano a la puerta para llamarla.

- Adelante – escuché detrás de esta.

Llevé mi mano a la manija y empujé la puerta, entré y lo primero que vi fue un sofá que se veía muy cómodo y una silla a su lado, detrás de estas una gran ventana que dejaba ver los edificios de la ciudad y a mi derecha me encontré con Ariel observando unos papeles sobre su escritorio, tenía puestos unos lentes y se veía muy concentrada, aparentemente notó mi presencia ya que levantó la mirada y me miró con curiosidad.

- ¿Puedo ayudarte en algo? – me preguntó con una sonrisa la cual devolví, pero después de unos segundos observándome sus ojos de abrieron como platos - ¿Noa? – preguntó - ¿eres tú?

Después de ti. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora