Parte sin título 34

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Así el duque acepto que Micaela preparara lo que quisiera, pero la tenían que ayudar, lo que realmente le dijo Micaela al duque fue: "Por ejemplo lo que hice anoche, lo que te gusto tanto, eso no lo sabias, verdad".

El duque se quedó sentado en el jardín a esperar lo que le prepararía Micaela, mientras tanto Micaela alistaba los ingredientes y los cortaba, aunque los empleados la querían ayudar Micaela los evitaba.

- Aún recuerdo cuando aprendí a cocinar, no sabía ni cortar y quemaba todo, pero con la practica mejore, incluso tome un descanso del trabajo para matricularme en un taller, todo para que...- pensaba Micaela

El chef presto mucha atención a los movimientos de Micaela, pero noto que ella parecía algo triste.

- Señora, quiere que yo continúe, ¿está cansada?

- ¡No!, estoy bien, disculpa, solo pensaba demasiado. Ahora observa bien como se hace, así tú lo vas a mejorar.

Micaela se esforzó por hacer esa ensalada, corto la fruta de diferentes formas, exprimió limón y le hecho azúcar para bañar a la fruta, hizo lo mismo con la naranja, y agrego algo de miel, después hizo triples, aunque no tenía el pan que quería uso otro pan, lo corto de manera fina y lo relleno de tocino con huevo revuelto, también hecho palta, y en la última capa hecho papa aplastada con algo de tocino en trozos pequeños, Micaela estaba feliz con el resultado que decidió llevarlo ella misma donde estaba el duque.

El duque se encontraba sentado con Arthur, quien acababa de llegar de su clase de historia, y se sorprendió de ver a su padre sentado.

- Así que solo esperas la comida de mi madre. -Hablo Arthur con sarcasmo.

- Tú también estas sentado, acaso esperas que te invite algo de lo que tu madre me a dar. –respondía el duque

Ambas personas se quedaron mirándose hasta que llego Micaela con una fuente.

- Aquí esta lo que cocine, espero les guste a los dos, me alegra que estés aquí Arthur, debes estar cansado y hambriento hijo. –decía Micaela de forma amorosa.

El duque miro de mala gana a su hijo, pero luego vio a Micaela y se le paso, aunque él creía que Micaela no sabía cocinar y estaba experimentando, le sorprendió el resultado, la ensalada de frutas sabía bien, y era refrescante, y los panes tenían una forma rara, pero eran igual de deliciosos, aunque algo grasoso, pero el sabor de todo era bueno.

Arthur también se sorprendió, todo lo que hizo su madre era delicioso, su madre era la mejor, eso pensaba Arthur.

En tanto la cocina estaba algo conmocionada, los empleados sabían que a Micaela le gustaba cocinar, pero nunca se atrevieron a probar algo que ella hiciera, pero ahora estaban arrepentidos, la que preparo era delicioso.

El chef se preguntaba donde Micaela aprendió eso, y los términos que usa, pero no era el único, el duque también se lo preguntaba.

- Micaela, ¿Dónde aprendiste de esto? –decía el duque

- Bueno, me gusta experimentar, y practique, y me salió bien ¿no te parece?

El duque asintió y Arthur sonrió feliz, después de comer Micaela fue donde estaba Esteban, lo cargo y siguió paseando en el jardín, viendo las hermosas flores, pero Ivon le aviso que había llegado la duquesa Dafont.

La duquesa Dafont vino de sorpresa, Micaela la atendió y la recibió feliz.

- Duquesa es un gusto verla, ¿Qué la trae por aquí?

- Micaela, ya sabes a lo que vengo, por negocios y para ver a tus hijos. –dijo la duquesa algo sonrojada.

Micaela asintió y le pidió a Ivon que trajera algo de lo que preparo, aunque quizás no queda nada, se dio cuenta de que el chef comenzó a preparar más y varios empleados comenzaron a comer.

Ivon trajo un poco de lo que preparo el chef con la receta de Micaela, al probarlo la duquesa se sorprendió gratamente.

- Esto esta delicioso, me encanta, aparte de elogios, ya tengo el local, falta algunas decoraciones y me gustaría que fueras a verlo.

- Me encantaría, mañana pasare por ahí, llevare a Arthur y Denis, estoy tan feliz.

Micaela y la duquesa hablaban feliz, mientras Esteban estaba siendo cargado por la duquesa Dafont, cuando sintieron un escalofrió, de pronto un campo de protección rodeo a Micaela, ese campo evito que las flechas cayeran a Micaela y la duquesa Dafont, quien protegió a Micaela fue el duque, que, al sentir una energía extraña, salió rápido para ver a Micaela.

Todos estaban alterados en la mansión, nadie sabía quién lanzo el ataque, el duque se dirigió donde Micaela para comprobar que estuviera bien.

- Micaela te encuentras bien, te lastimaste- preguntaba preocupado el duque.

- Estoy bien, solo me asusto un poco.

La duquesa Dafont intentaba consolar a Esteban quien estaba llorando.

- Jhon- grito el duque- investiga como entraron al ducado y quiénes son.

El duque estaba muy molesto por lo que sucedió, Arthur también vino, estaba ansioso

- ¡Madre!, estas bien, te lastimaron.

- No te preocupes tu padre me protegió. –decía Micaela con una sonrisa.

Después de unos minutos, cuando la situación se calmó, la duquesa Dafont paso a retirarse, y Micaela fue a su cuarto por pedido del duque.

- Por ahora ve al cuarto a descansar, después iré a verte. –decía el duque mientras besaba la frente de Micaela.

Micaela asintió, y se fue a su cuarto con Esteban, mientras Esteban dormía, Micaela seguía pensando en quien le pudo hacer daño, en la novela nadie la atacaba, pero porque ahora sí, que es lo que está cambiando.


Luz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora