Parte sin título 52

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Micaela bajo de forma rápida para ir a ver a Lili, cuando la encontró estaba llorando y con algunas manchas de sangre, varias empleadas intentaban calmarla, Micaela tenía un mal presentimiento, pero actuó de forma calmada.

- Dime que paso.

- Mi señora, ella, no lo sé, estábamos bebiendo el té favorito y buuuuuu (comenzó a llorar Lili)

- Si no te calmas no te entenderé, es duro, pero dime lo que sabes.

- Hoy recibimos un paquete con hojas de té, era el favorito de la señora y me dijo que lo preparara, yo también lo tome, pero luego que la señora lo bebió, dijo que le dolía el vientre, y luego comenzó a sangrar, no sabía qué hacer. –decía Lili mientras lloraba.

- Vamos de una vez, alisten el carruaje rápido.

- Madre te acompañare. –decía Arthur.

Mientras estaban en el carruaje Micaela seguía hablando con Lili.

- Ya han llamado a algún sanador. –preguntaba Micaela

- El duque se desesperó y mando a llamar a los sanadores, pero ninguno quiso venir, solo hay doctores.

- ¿Cómo es posibles eso? –decía indignado Arthur

Aunque Micaela no dijo nada estaba de acuerdo en lo que decía su hijo.

- El duque y la duquesa nunca se lo han dicho, pero desde que son cercanos a ustedes señora Micaela, los sanadores ya no nos hacen caso, es como si nos hubieran vetado, el duque no quería que yo viniera a avisarle, pero sé que usted puede ayudar a mi señora, por favor se lo pido, aunque no salve al bebe al menos sálvela a ella. –decía Lili con lagrimas

- No te preocupes por eso. –respondía Micaela

Micaela quería pensar de manera positiva, pero si tuviera que salvar a uno de los dos, eso no es bueno.

Llegaron de forma rápida y Micaela corrió a donde estaba la duquesa, en la habitación se sentí un fuerte olor a sangre, se encontraban varios doctores, pero ninguno podía saber la causa exacta, el duque sujetaba fuertemente la mano de la duquesa mientras le hablaba para tranquilizarla, pero al ver llegar a Micaela la duquesa se calmó.

- Micaela, que haces acá. –decía la duquesa mientras lloraba

- He venido para ayudarte.

Micaela separo por un momento al duque y hablo en privado con él.

- Aun no puedo usar muy bien mis poderes, pero ayudare, quiero que retires a todos los doctores de la habitación, solo pueden estar presente Ivon y Lili, tú también te tienes que retirar, manda a que me traigan mantas suaves de inmediato.

El duque solo asentía y mando a sacar a todos, él se quedó afuera con Arthur, una vez adentro Micaela tranquilizo a la duquesa.

- No se preocupe la voy a ayudar, a ambos.

La duquesa asentía, fue entonces que Lili entro con agua caliente e Ivon con mantas limpias, Micaela poso sus manos sobre el vientre de la duquesa, y lo que sintió fue al bebe que luchaba, el aún estaba vivo, se aferraba a la vida, pero él ya quería nacer solo que la duquesa aun no entraba en trabajo de parto y la sangre seguía saliendo, Micaela comenzó a emitir una luz cálida que salía de la palma de su mano, la duquesa al sentirlo se calmó, como si algo la aliviara, Micaela sintió que el bebe también se calmó, pero no por mucho.

Micaela detuvo la hemorragia y hablo un momento con la duquesa.

- ¿Cómo te sientes?

- Mejor, pero algo incomoda, no lo perderé ¿verdad?. –preguntaba asustada la duquesa

- No lo harás, solo que el nacerá antes de tiempo, o si no morirá.

La duquesa asintió, cuando de pronto comenzó a dolerle el vientre otra vez.

¡ahhhhhh!

Un grito que asusto a todos en la casa, la duquesa grito fuertemente, aunque el duque quisiera entrar Arthur no se lo permitía.

Micaela no sabía muy bien de medicina, pero leyó algunos libros de este mundo y decía que los sanadores podían ayudar a cualquier persona en cualquier situación crítica, un parto no era tan complicado, Micaela comenzó a masajear el vientre de la duquesa, sentía como el bebe se movía.

De pronto la duquesa comenzó a llorar, el dolor que sentía era demasiado, era como si le arrancaran la piel.

- Micaela me duele demasiado, que hago, tengo miedo. –decía llorando la duquesa.

Lili solo atino a limpiarle el rostro, que estaba sudoso y con lágrimas, Micaela estaba nerviosa, pero aun así siguió ayudando a la duquesa, al menos tiene una idea de cómo es un parto y el dolor que genera.

- Duele, eso lo sé, pero si no lo soportas el no nacerá, ahora ya estás en trabajo de parto, solo aguanta un poco más y puja con todas tus fuerzas.

- Es demasiado, siento que no puedo más. –decía agitada la duquesa Dafont mientras seguía pujando.

Los minutos parecían largos para el duque Dafont quien esperaba afuera, ni siquiera sabía cuánto había pasado, solo escuchaba los gritos de su esposa, el podía escuchar lo mucho que sufría, estaba muy preocupado, cuando de pronto no hubo más ruido en la habitación, lo cual preocupa a los que esperaban afuera.

Mientras tanto Micaela hablaba agitada.

- Ya salió aquí esta, Ivon las mantas. –decía alegre Micaela

- ¿Está bien? ¿Por qué no llora? –preguntaba asustada la duquesa Dafont.

Micaela también estaba asustada, el bebe no reaccionaba, cuando pensó lo peor el bebe lloro fuertemente.

- Maldito, de verdad me asustaste. - pensó Micaela

Al escuchar el llanto la duquesa Dafont comenzó a llorar, y de pronto la puerta se abrió abruptamente, era el duque Dafont entrando, lo que primero hizo fue acercarse a su esposa, mientras le besaba su frente y la consolaba.

Luz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora