Parte sin título

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Al momento de salir Elisa se dirigió al primer piso, donde se encontró con Esteban y Arthur.

- Mira como estas, ¿Por qué no me dijiste que llegaste para tratarte?, estas todo lleno de sangre. –decía algo alterada Elisa

Arthur solo asintió a lo que decía Elisa, pero Elisa se molestaba porque no le respondía.

- Como me puedes ignorar, acaso no sabes lo preocupada que estaba por todo lo que pasaba, y tu solo asientes con tu cabeza, eres tan, eres como siempre, despreocupado con tu alrededor. –decía Elisa enojada

Esteban solo se quedó observando como regañaban a su hermano, Elisa por más que regañaba a Arthur el solo le mostraba indiferencia, pero igual ella hizo que se sentara y le dio un cambio de ropa.

- Primero límpiate toda la sangre, luego atenderé tus heridas, después de eso ya podrás ver a tu madre, porque si la vez en ese estado se preocupara más.

- ¿Mamá?, ella como esta- preguntaba preocupado Arthur.

Elisa solo suspiro y respondió calmada.

- Esta mejor, le di medicamentos para contrarrestar la pérdida de sangre, pero es importante que descanse por su estado, no te preocupes tanto, tu padre esta con ella. –decía Elisa con una sonrisa

Al escuchar eso Arthur mostro una gran sonrisa, que podía dejar a cualquiera enamorada, Elisa solo observaba a Arthur y luego se retiró para ver a los demás heridos.

- Como era de esperarse a él solo le preocupa su madre o su familia, no muestra interés por algo más, pero aun así no sé porque me gusta. –pensaba Elisa mientras caminaba

Esos pensamientos serian para después lo primero es ver el estado de los demás, o eso pensaba Elisa.

Muchos heridos comenzaron a llegar, aunque algunos eran sanadores, Amempla no se abastecía, así que con ayuda de algunos soldados armaron carpas y los atendieron en ellas, fue un día muy ocupado.

Una vez Arthur se cambió de ropa fue a ver a Micaela, también lo acompaño Esteban.

- Madre, soy Arthur, voy a entrar.

- No hagas tanto ruido. –respondía Miguel fríamente.

Arthur noto que su madre aun dormía, solo su padre estaba despierto. Esteban se acercó a ver a su madre.

- ¿Por qué no despierta mamá? –preguntaba Esteban

- Ella necesita dormir más, está muy cansada, perdió mucha sangre. –decía Miguel mientras acariciaba el cabello de Micaela.

- ¿Por qué solo padre esta con mamá?, yo también quiero estar con ella. –decía Esteban mientras intentaba subir al lado de Micaela

- No hagas eso. –decía Miguel mientras empujaba a Esteban.

- Déjalo subir- decía Arthur mientras ayudaba a Esteban

Mientras ellos hacían ese alboroto Micaela despertó.

- La cama es pequeña para todos. –decía Micaela

Micaela hablaba de forma muy baja, pero todos podían entender a que se refería, Arthur cargo a Esteban y lo bajo de la cama, y Miguel se levantó de la cama, dejando toda la cama para Micaela.

Al ver esto Micaela solo sonrió, ella quería hablar más, pero no tenía mucha energía, miro a sus hijos y los llamo con su mano, ambos se acercaron, Micaela con sus pocas fuerzas abrazo a sus hijos.

- Quiero ir a casa y estar con todos juntos- decía Micaela

- Madre ya no hables más, pronto iremos a casa, todo se solucionó, ahora descansa un poco más. –decía Arthur

Micaela asintió y comenzó a dormir.

- Sería bueno que comieras algo. –decía Arthur mirando a su padre

- Tengo que cuidar a tu madre.

- Yo ya estoy aquí, come algo ligero y luego regresas, además no curaste tus heridas aun, ni siquiera te bañaste, con razón madre no te quería cerca. –decía Arthur con tono burlón.

Al escuchar esto Miguel solo lo observo, pero también se dio cuenta como estaba, todo lleno de cortadas ligeras y con sangre de otros.

- Entonces iré al primer piso, cuida muy bien a Micaela.

Con esas palabras dichas Miguel se retiró de la habitación, fue al primer piso, pero encontró a todos ocupados, así que solo entro a una habitación a buscar que ponerse, cuando alguien comenzó a hablar.

- Si necesitas ropa te traeré algo, solo cuida a los gemelos por un momento.

La que hablaba con Miguel era Lili.

- Está bien, gracias. –decía Miguel algo incomodo

Una vez Lili salió Miguel se quedó observando a los gemelos, quienes estaban en la cama jugando con algunas pelotas, Miguel no los interrumpió y los dejo jugar solos.

Era divertido de cierta forma observarlos, Ema se quedaba con todas las pelotas y Bruno se ponía a llorar, cuando Miguel intentaba quitarle alguna pelota a Ema, ella se ponía a llorar, Miguel quería calmarla, pero luego ella puso un campo a su alrededor, lo que sorprendió a Miguel.

- Eres muy hábil para ser tan joven. –decía Miguel riéndose.

- Ella siempre hace eso conmigo, de hecho, los dos lo hacen, solo les gusta estar con su padre, además de que a Ema le encanta fastidiar a su hermano. –decía Lili mientras le alcanzaba la ropa a Miguel

Miguel le agradeció a Lili y luego se fue a bañarse, una vez salió fue donde estaba Lili.

- ¿Sabes algo de mi tío?

- No, aun no aparece, pero pronto lo hará, debe haber un buen motivo. –decía Lili de forma calmada- quédate a comer algo, traje un poco de fruta.

Miguel asintió y comenzó a comer la fruta, luego ayudo con Ema para que comiera, darle de comer a un niño no era tan fácil, especialmente Ema, cuando no quería comer algo cerraba su boca completamente, y ponía unos ojos tristes, al verla en ese estado Miguel no insistía mas.

- Déjame intentar a mí, esta niña se engríe mucho con su padre, sino es con él no come, pero a ella le gusta la fruta, si de verdad no quisiera comer ya hubiera puesto un campo de energía y nos mantendría alejados. –decía Lili

Miguel solo observo como Ema si comía con Lili, una niña es algo complicada de criar, pensaba Miguel.

Después de comer algo Miguel se despidió de Lili, y se fue donde Micaela, pero antes se llevó dos manzanas.

Luz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora