Parte sin título 82

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Mientras tanto Arthur se dirigía al campo de entrenamiento, y vio como el príncipe practicaba, el príncipe se dio cuenta de la presencia de Arthur y frunció su ceño.

- Que es lo que desea la familia Sartel aquí, porque se me queda viendo. –decía enojado el príncipe

Arthur solo se rio de lo que dijo el príncipe, pero eso enojo más al príncipe.

- Que le parece tan gracioso.

- Tu forma de luchar, tienes muchas aberturas y no golpeas con fuerza. –decía Arthur sin miedo

- Tu como te atreves a decir eso. –decía enojado el príncipe

El maestro del príncipe sabía que Arthur tenía razón, pero el príncipe era orgulloso y no admitiría sus errores, en eso llego Esteban.

- El príncipe debe mantener compostura en cualquier situación, mi hermano solo está dando su opinión, que parece ser verdad por la cara de su maestro, porque mejor no demuestra lo contrario y lucha con mi hermano.

El príncipe al escuchar las palabras de Esteban intento calmarse, pero estaba más enojado.

- Yo acepto y usted príncipe. –decía Arthur con una sonrisa

- Claro que sí. –gritaba el príncipe

Esteban asintió y Arthur se estaba preparando, pero el príncipe hablo.

- Peleare, pero será un duelo con espadas de verdad y no de práctica.

Arthur asintió, pero el maestro del príncipe estaba nervioso. Así que se acercó al príncipe y comenzó a susurrar.

- No debería arriesgarse príncipe, y si lo lastima gravemente. –decía preocupado el maestro

- No te preocupes tanto, si me lastima la familia Sartel estará en problemas. –decía de forma maliciosa el príncipe

Esteban se acercó a su hermano.

- Sabes que el príncipe tiene otras intenciones, ten cuidado.

- Lo sé, no te preocupes, solo observa bien como lo hago. –decía Arthur mientras acariciaba la cabeza a su hermano.

Una vez los dos estuvieran listos comenzaron el combate, Esteban se puso en un lugar seguro junto a la sirvienta que lo acompañaba, quien de la otra vez.

- Me alegra que usted me acompañé, le traje esto. –decía Esteban mientras sacaba una bolsa.

La sirvienta se sorprendió, pero lo acepto con gusto.

- No se debió molestar, muchas gracias.

- No te preocupes, son galletas hechas por mi madre, recién aparecerán en Sunli, será una de las primeras en probarlas. –decía Esteban con una sonrisa

Al escuchar esto la sirvienta se emocionó más y probo una, simplemente deliciosa, pensaba la sirvienta, Esteban solo observo a la sirvienta y luego observo el combate de su hermano, como era de esperarse Arthur tenía la delantera, pero el príncipe se negaba a perder.

De repente Arthur desarmo al príncipe, el combate debió acabar ahí, pero el príncipe espero a que Arthur se diera la vuelta para atacarlo, pero Arthur ya contaba con eso y se defendió del ataque del príncipe y sin querer le corto el rostro al príncipe.

El príncipe estaba enojado por lo que le hizo Arthur, pero en ese momento la reina también estaba observando el combate y al ver a su hijo herido salió corriendo y dejo a su bebe con una sirvienta y sin que nadie lo espere la reina le tiro una cachetada a Arthur, fue tan fuerte que resonó, Arthur no lo evito y solo la acepto.

- Eres tan perverso como tu padre, como te atreves a herir al futuro rey, también deberíamos cortar tu rostro. –decía la reina enojada

Todos se sorprendieron y algunas sirvientas estaban asustadas por lo que pasaba, la reina estaba enfurecida, pero en eso Esteban intervino.

- Fue una casualidad que el príncipe saliera herido, en un duelo que el propuso, mi hermano acepto todos los términos que él le puso, inclusive si es un pecado cortar el rostro del príncipe es mucho peor atacar a alguien por la espalda, eso demuestra lo poco honorable que es una persona, no sé cómo estarán educando al futuro príncipe, pero tiene las ideas equivocadas. –decía Esteban sin dudar

Solo de escuchar eso la reina se molestó más y tenía intenciones de golpear a Esteban, pero Arthur al ver sus intenciones jalo a su hermano a su lado.

- No se atreva a tocar a mi hermano, conmigo puede hacer lo que quiera, si quiere apuñáleme si la hace feliz, pero a mi hermano no lo toca nadie. –decía Arthur serio y con una mirada fría

De tan solo escuchar estas palabras todos se quedaron paralizados y asustados, la reina no soporto más cuando comenzó a gritar.

- NO LOS QUIERO VOLVER A VER A LOS DOS EN EL CASTILLO

- Me puedes decir cuál es la razón de esa decisión. –decía el rey

Todos se sorprendieron de escuchar esa respuesta del rey, luego el rey se percató de la herida de su hijo.

- Solo es un pequeño corte, porque alterarse de esa forma, además yo creo que ambos sabían el riesgo de este duelo.

Al escuchar esto el príncipe no dijo nada y solo se mantenía al margen, el duque también llego en ese momento y se percató del rostro de Arthur.

- Si la reina nos quiere lejos lo mejor será ya no venir a palacio, no tenemos por qué humillarnos, fue un placer visitarlos por última vez majestad, me retiro con mis hijos.

- Duque espere, por favor. –decía el rey

Los sirvientes se sorprendieron de ver al rey actuar de esa forma y comenzaron a murmurar, al darse cuenta de esto la reina se enfureció.

- Solo deja que se vayan, tu eres el rey y no debes rogarle a nadie.

El rey al escuchar esto miro fríamente a la reina, y no hablo, pero el duque se acercó a sus hijos y se retiró.

Ya en el carruaje el duque hablo con sus hijos.

- Supongo que se lo merecía, tu madre te curara, no es tan importante visitar el palacio. –decía el duque

Arthur solo asintió, al llegar a casa Micaela todavía no llegaba, el duque mando a llamar al doctor para atender a Arthur.

- No exageres padre, estoy bien, no es para tanto. –decía Arthur

Luz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora