Parte sin título 111

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Los nobles al enterarse de lo sucedido, comenzaron a buscar al príncipe, ya sea para darle el pésame o para exigir algo, el príncipe no sabía qué hacer, al menos no estaba preparado mentalmente para esto, tenía ganas de encerrarse en su cuarto, pero eso solo empeoraría las cosas, no puede huir de sus responsabilidades, y sin esperar mucho una voz se escuchó en toda la sala.

- No se pueden callar de una vez, acaba de morir nuestro rey, al menos demuestren algo de decoro y retírense, en estos lo que necesita el príncipe es un poco de tranquilidad, estoy segura que nos atenderá después. –decía de manera seria la duquesa Dafont.

El príncipe solo observo a la duquesa Dafont, con solo unas palabras cayo a todas las personas, el príncipe vio a la duquesa como una salvadora, pero cuando la vio alejarse quería detenerla, ella fue la única persona que le mostro algo de apoyo, ni siquiera su madre le daba algún apoyo.

- Duquesa Dafont, se podría quedar un momento por favor. –decía el príncipe con una voz baja

La duquesa aceptó, y se quedó a solas con el príncipe.

- ¿Qué es lo que me quiere decir príncipe?

- Gracias por su apoyo. –decía de forma ambigua el príncipe

- Solo hago lo que haría por cualquiera, no es bueno que lo hostiguen con preguntas, y más en este momento, para ser sincera me parece muy extraño que el rey muriera de la nada, y también creo que usted aún no está listo para gobernar, aún le falta mucho, su juicio por algunas personas lo está nublando. –decía la duquesa sin dudar.

El príncipe solo asintió y no respondió y cuando menos se lo espero, la duquesa lo abrazo.

- Aunque hayas crecido un poco, para mi sigues siendo un niño, justo como mi hijo, sabes que conocía a tu padre, aunque no hablaba mucho con él, sabes que cuentas con un apoyo de parte mí y de la familia Sartel, hay una razón por la que tu familia ha seguido gobernado tranquilamente, tu sabes muy bien eso, no te dejes segar por otras personas, a veces las personas que más queremos nos dañan, tienes que ver por ti mismo, tú los debes juzgar, no es fácil pero tampoco es imposible. –decía la duquesa Dafont mientras abrazaba al príncipe.

Aunque el príncipe quisiera negar lo que dice la duquesa, él sabía que ella tenía razón, solo por un momento más, sentir el apoyo de alguien.

************

El funeral del rey se realizó con normalidad, no hubo mucho alboroto, conforme pasaron los días, Micaela sentía que Miguel necesitaba de su apoyo, aunque no sabía cuál era la razón.

Un día mientras Micaela se encontraba en el jardín leyendo, le avisaron que tenía una visita, Micaela mando a que lo llevaran a la sala, en ese momento no se encontraban no Miguel ni sus hijos, ya que habían salido con a pasear y Micaela dijo que se quería quedar en casa.

Al llegar Micaela se sorprendió al verlo, ya que era el príncipe quien la esperaba.

- ¿Qué es lo que lo trae por aquí? - preguntaba algo nerviosa Micaela

- Solo vine a entregarle esto, lo encontré en el escritorio de mi padre.

- Muchas gracias. –decía Micaela con una gran sonrisa mientras recibía las cartas.

El príncipe ya estaba por marcharse, cuando Micaela lo sujeto del brazo.

- Aun no se vaya, porque no come algo antes, mi esposo e hijos aun no regresan, debería quedarse, aunque sea un poco más.

El príncipe dudo un poco, peor acepto, después de todo la mejor comida provenía de la familia Sartel, además debía aprovechar que no estaban ni el duque ni Arthur.

- Espéreme un momento. –decía Micaela mientras se retiraba.

Mientras el príncipe esperaba Mitzy entro a la sala.

- La señora me pidió que le trajera un poco de jugo, no se preocupe, debe ser alguien especial para que la señora prepare la comida ella misma. –decía Mitzy mientras le sonreí al príncipe.

Al ver la sonrisa el príncipe se sonrojo un poco, y luego entro Micaela.

- Aquí esta lo que prepare, cómalo con calma. –decía Micaela mientras le acercaba la charola al príncipe.

Al dar el primer bocado la expresión del príncipe lo decía todo, el príncipe se sintió observado por ambas mujeres y comenzó a ponerse rojo, cuando Micaela se paró y salió por un momento con Mitzy.

- ¿Quién esa persona? –preguntaba Mitzy

A diferencia de Micaela Mitzy no llego a conocer a nadie de la familia real, por eso no reconocía al príncipe.

- Él es un joven que perdió a su padre, lo conocí hace poco, así que por eso le preparé algo ligero, la comida siempre ayuda a superar las penas. –decía Micaela

Mitzy asintió y luego se retiró, y Micaela regreso con el príncipe, mientras lo observaba se daba cuenta que solo era un joven, igual que Arthur, pero que tuvo que madurar muy pronto.

El príncipe al notar la mirada de Micaela la evito, luego agradeció por la comida y se despidió de ella.

Micaela le dio un abrazo ligero, y se despidió del príncipe, mientras el príncipe se retiraba se sentía observado por toda la casa.

- La maldita vigilancia de la familia Sartel, acaso no saben que soy su futuro rey. -pensaba el príncipe.

Pero cuando menos se lo espero Mitzy se le acerco.

- Supongo que usted también se retira, yo también estoy de salida, no quiere que lo acompañe. –decía Mitzy con unos grandes ojos.

- Quizás no nos dirigimos al mismo lugar. –decía el príncipe mientras evitaba a Mitzy.

- ¿Pensé que iría a la capital?

- Si voy, pero, es diferente.

- Entonces no se puede evitar, me iré sola. –decía Mitzy decepcionada

- No lo tomes a mal, yo vine con mi caballo, ¿sabes montar? –decía el príncipe

Mitzy asintió y siguió al príncipe, de una manera calmada llego el príncipe y Mitzy a la capital, claro que llegaron primero a un bosque cercano donde no pudieran verlos.

- Gracias por traerme hasta aquí, como vera no puedo caminar bien, y me da pena a veces pedir el carruaje de la familia Sartel. –decía Mitzy

El príncipe solo asentía, y luego Mitzy le entrego una pequeña bolsa.

- Es para ti, son algunos bocadillos, yo los hice, a veces cuando me siento triste siempre como algo dulce. –decía Mitzy con una sonrisa.

- Mu-muchas gracias- decía el príncipe nervioso.

- Espero que nos volvamos a ver, siempre me puedes encontrar en la casa Sartel o en Amempla, me llamo Mitzy. –decía Mitzy mientras se despedía.

Luz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora