Parte sin título 12

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Al día siguiente Micaela comenzó a prestar más atención a Arthur y si tenía la oportunidad comenzaba a hablarle, Micaela parecía que estaba acosando Arthur, claro que él no la evito y se sentía algo feliz.

- Arthur, si tienes tiempo ven conmigo a tomar el té por favor- decía Micaela con un tono firme.

Arthur asintió, después de eso se dirijo con su madre.

- Arthur, que tal si vamos de paseo algún lugar solo nosotros dos, te gusta esa idea. – decía Micaela con una sonrisa.

- Me encantaría madre, pero mi padre no se molestará.

- No te preocupes yo me encargare de eso.

Dicho eso, ambos estaban tomando el té, cuando vieron caminar a Denis con una espada de madera.

- ¿Denis fuiste a entrenar tan tempano? ¿no estás cansado? ¿quieres tomar el té con nosotros? - decía Micaela con una sonrisa.

El rostro de Arthur estaba sombrío y Denis capto su incomodidad.

- Estoy bien señora, no se preocupe, ahora tengo algunas cosas que hacer y mi maestro se puede molestar, gracias por su preocupación, ahora si me disculpa me retiro. – decía Denis mientras se apresuraba para escapar de ese lugar.

Micaela no entendía muy bien porque Denis tenía tanta prisa, pero se dio cuenta que cuando Denis se fue, una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Arthur. Recién en ese momento Micaela entendió los celos de su hijo, porque la estaba evitando, todo era por Denis, su hijo tenía celos de Denis.

Una sonrisa apareció en el rostro de Micaela, seguida de una carcajada, Arthur no entendía porque su madre se reía, pero no le pregunto, solo estaba feliz de que su madre se riera.

Después de almorzar Arthur se dirigió a sus clases y Micaela se dirigió a la biblioteca.

- Ivon puedes traerme un poco de té aquí, voy a revisar algo, mejor no, tráeme leche tibia, eso es más rico. – decía Micaela mientras salivaba.

Micaela se sentó en un escritorio que estaba en la biblioteca, tenía que pensar que es lo que debe hacer ahora.

- Muy bien ya no me puedo quedar sin hacer nada, tengo que encontrar una forma de ganar algo de dinero y evitar que mis hijos sean los villanos, primero tengo que anotar todo lo que me conto la hija de Luisa y de acuerdo a eso algo se me ocurrirá. – pensaba Micaela

Mientras Micaela estaba escribiendo llego Ivon con la leche.

- Señora le traje la leche y algunas galletas. –decía Ivon con una sonrisa.

- Muchas gracias.

Sin poder decir más Micaela dejo de escribir y se dedicó a tomar la leche y comer las galletas, pero se había olvidado de Ivon, quien la observaba con una sonrisa. Antes de que Micaela hablara Ivon intervino.

- Mi señora no se preocupe por mí, estoy bien así, coma tranquila.

Micaela asintió y no dijo nada, después de eso Ivon se retiró y Micaela volvió a sus pensamientos, como conseguir dinero, en los próximos años abran tiempos difíciles, y el dinero siempre faltara, mientras estaba escribiendo recordó algo muy importante, cuando su hijo tenga solo 5 años el duque será enviado a una batalla, donde morirá.

Ella no pudo continuar escribiendo, como lo pudo olvidar, la muerte del duque, aunque ahora ella sentía algo por el duque, no sabe cómo explicarlo, pensar en su muerte, aquel hombre que está intentando cambiar, con el que come todos los días, un día de pronto ya no estará, Micaela no podía aceptar esto, tenía que salvar al duque eso era ahora su principal motivo, no iba a dejar a sus hijos sin padre, mientras seguía pensando se olvidó de la hora, ya estaba casi oscureciendo, pero a Micaela no le importo.

En la sala el duque pregunto por Micaela y los sirvientes le dijeron que estaba en la biblioteca y no había cenado, el duque frunció el ceño y se dirigió a la biblioteca.

Micaela seguía perdida en sus pensamientos y no se dio cuenta de que el duque estaba detrás de ella, el duque la abrazo y Micaela se sorprendió.

- ¿Por qué sigues aquí? Tendrás frio vamos a cenar y luego a dormir.

El duque no obtuvo respuesta de parte de Micaela, y se preocupó, Micaela estaba sorprendida de ver al duque, como un hombre que fue tratado tan mal antes por esta mujer aun la sigue queriendo, Micaela miraba al duque y veía preocupación en él, aquella preocupación que nunca sintió en su anterior vida, así se siente cuando alguien te quiere, el duque quizás no sea muy expresivo, pero sus acciones lo dicen todo, Micaela se sentía conmovida y abrazo fuerte al duque. Ella enterró su rostro en el pecho del duque.

- No voy a dejar que nadie te lastime- decía Micaela derramando algunas lágrimas.

- No te preocupes me puedo cuidar solo, y también puedo cuidar a todos en la mansión, ahora vamos a cenar, necesitas descansar- decía el duque mientras besaba la frente de Micaela.

Después de la cena Micaela se fue a dormir con el duque, al momento de entrar en la cama Micaela abrazo al duque para dormir, aunque el duque se sentía algo incómodo por la barriga de Micaela, el intento sostenerla en sus brazos, pero tenía miedo de lastimar a su hijo, Micaela comenzó a reír por la situación del duque, después de ese momento gracioso Micaela se acomodó en otra posición y durmió tranquila, agarrando la mano del duque.

Ya en la mañana al despertar, Ivon le entrego una carta a Micaela.

- Mi señora llego una carta de la familia Dafont, quiere que asista a una de sus reuniones de té. –decía Ivon algo feliz.

Micaela intento recordar quien era esa señora y solo asintió a Ivon.

- Gracias Ivon, lo revisare más tarde. -decía Micaela perezosamente.

La duquesa Dafont era hija de una familia comerciante, cuando se casó, ella lo hizo por amor y no le importo que su esposo fuera un simple caballero, de hecho, este caballero era un conocido del duque, por eso la duquesa Dafont intentaba mantener lazos con Micaela, pero no podía soportar el comportamiento de Micaela, pero aun por cortesía ella aun la invitaba a algunas reuniones.

Luz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora