Parte sin título 5

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Todo fue un caos en la habitación, la amante llorando por Raúl, algunas enfermeras alzando a Raúl, Sol intentando cargar a Micaela.

- Micaela, despierta, aun no es tu hora, levántate, vamos amiga no me hagas esto.

Micaela sentía tanto sueño que ya no podía ni siquiera hablar, ella sabía que había llegado su hora, con sus pocas fuerzas se acercó para hablarle a Sol,

- No te preocupes, estaré bien, vive tu vida sin rencores, a donde voy ya no sufriré más, perdóname por abandonarte.

- De que hablas, ya viene el doctor, te vas a sanar, me escuchas.

Sol estaba desesperada, mientras gritaba que venga el médico, pero ella sabía que Micaela ya no se levantaría más.

- Despierta no te duermas, vamos a comer donas, te acuerdas, no me hagas esto, no me dejes, quien va ser mi mejor amiga ahora, quien me a cuidar, me escuchas, levántate, no es tu hora, por favor no me dejes, ¡DESPIERTA!

Las enfermeras al ver la desesperación de sol, la agarraron y sostuvieron el cuerpo de Micaela, pero Sol se aferraba a su amiga.

- No me la van a quitar, gracias a ella aún sigo viva, ella me salvo, y ahora yo tengo que salvarla.

Fue en ese momento que Luisa se levantó y abrazo por detrás a Sol.

- Ya está bien mi niña, dejemos a Micaela descansar, ahora está en un lugar mejor, hay que vivir por ella, si quieres gritar puedes hacerlo, nadie te va juzgar, llora por todo lo que no lloraste, ya déjala ir.

- Por...porque –tartamudeaba- si estaba bien, yo no..........

Sin decir más Sol dejo que las enfermeras se llevaran a Micaela, Luisa abrazo a Sol tan fuerte, como si le estuviera pasando sus fuerzas, ambas estaban llorando, a ese abrazo también se unió la hija de Luisa, que lloraba más fuerte que las dos.

La habitación permaneció en silencio, mientras se escuchaban los sollozos de las mujeres, ese fue el día más triste para Sol, ahora debía dejar ir a su amiga y ocuparse de su vida, pero como lo hará, Micaela era como su voz interior, siempre la guiaba y cuidaba, pero ahora sabe gracias a Luisa que debe vivir por su amiga, Micaela ya no está, pero siempre la visitará, ahora su amiga está en un lugar mejor.

*****************

Micaela se sentía tan ligera, no sabe en dónde está, esto es el limbo?, ella ya murió, donde está ahora, pero una voz respondió a su pregunta.

- Pequeña, has sufrido mucho, ahora estarás mejor, te daré una nueva oportunidad, para que cambies las cosas y quizás más de uno se salve, y la vida perdida regrese.

Micaela no sabía de donde salía esa voz, no hay nada a su alrededor, pero pregunto.

- A quien voy a salvar, quien regresara, ¿voy a revivir?

- No mi niña, tu no revivirás, tú vas a reencarnar en alguien que conoces, mejor dicho, te hicieron conocer.

- De que hablas, no entiendo lo que dices.

- Jajaja, ya lo veras, sé qué harás lo mejor en esta nueva vida, mucha suerte.

- ¿Quién eres?, ¿eres Dios?, estas molesto por que te maldije, responde.

Sin poder decir alguna palabra más, Micaela sintió que alguien la sacudía, con dificultad abrió los ojos, y para su sorpresa, estaba echada en una cama con una sirvienta en su costado, con cara de preocupación.

- Mi señora, está bien, perdón por levantarla con brusquedad, pero tiene que comer algo, si no quiere usted, piense en su bebe.

- De que hablas, quien eres tú. –Micaela preguntaba confundida.

- Mi señora, soy su nueva sirvienta personal, por favor coma algo. Todos estamos preocupados por su salud.

Micaela estaba sorprendida por las palabras de la sirvienta, quien está preocupado, y que bebe, sin dudarlo se tocó el vientre, ella estaba embarazada, quizás tenía 5 meses, era una barriga algo abultada, Micaela comenzó a llorar.

- Muchas gracias por darme esta oportunidad, no la desperdiciare, por mi bien, por la del bebe.

La sirvienta estaba demasiado nerviosa, su señora comenzó a llorar, que debía hacer, había escuchado de las demás sirvientas que la señora realiza rabietas o avienta cosas, pero llorar, que está pasando, así que con desesperación dijo.

- Señora no llore, si quiere azóteme, pero no llore, va a entristecer al bebe, cálmese.

Micaela reacciono y le respondió con una sonrisa.

- Perdón por asustarte, es que soy tan feliz de que mi niño este vivo, ya no llorare más, más bien tengo mucha hambre.

- Eso está mejor señora, aquí le traje sopa, y el chef hará un puré especial para usted, para que recupere su salud.

- Muchas gracias, comeré bien.

Micaela no entendía dónde estaba, pero eso lo averiguara después, lo importante es nutrirse, la comida era tan deliciosa, nunca había comido algo tan rico.

- Esto esta delicioso, agradécele al chef y felicítalo por mí, esperare con ansias todos los días su comida.

La sirvienta estaba tan feliz, nunca había visto a la señora sonreír, y menos felicitar a alguien, cuando las demás sirvientas llegaron también se sorprendieron de ver a la señora tan feliz.

Las sirvientas continuaron con sus labores mientras Micaela, solo estaba sentada sin nada que hacer, pero de repente le volvió a dar hambre, quería comer galletas y tomar un vaso de leche, así que le pregunto a su sirvienta personal,

- Este, perdón, cómo te llamas.

- Yo señora, soy Ivon y estoy para servirle.

- Está bien, gracias Ivon, si fueras amable me podrías traer galletas con un vaso de leche tibia por favor.

Las sirvientas que estaban allí, se sorprendieron por lo que escucharon, la señora dijo por favor y gracias, Ivon asintió tan fuerte que parecía que se le saldría la cabeza y sin pensarlo salió corriendo con dirección a la cocina.

Luz de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora