CINCUENTA Y DOS

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─ Las casas Arryn, Corbray, Royce, Borrell y Sunderland llegaron esta mañana desde el Valle ─Anunció Lord Cregan ante los miembros del consejo─ Esperamos la llegada de Lord Elmo Tully y Lord Blackwood desde la Tierra de los Ríos en el transcurso del día y, desde el Norte, llegarán los lores de las casas Manderly, Hornwood y Cerwyn.

─ ¿Esperamos a alguien más? ─Inquirió la reina.

─ No, Majestad ─Lord Cregan volvió a dar un vistazo a su lista por si acaso─ Las demás casas ya están aquí.

─ Perfecto ─Rhaenyra se puso de pie y el resto de los miembros imitó sus pasos─ Entonces demos por terminada la reunión de hoy. Maela, tú puedes quedarte. Hay asuntos que debemos discutir.

Madre e hija observaron como los miembros del consejo se retiraron y recién cuando la puerta se cerró a sus espaldas la reina habló.

─ ¿Disfrutaste la reunión? ─Rhaenyra indicó a su hija que volviera a tomar asiento.

─ No lo sé ─Frunció el ceño─ ¿Se supone que debo disfrutarla?

─ Debes hallarla interesante, por lo menos ─le dijo─ Algún día tu ocuparás mi lugar y estas reuniones te servirán de ayuda. Te lo digo por experiencia.

─ ¿Asistías a las reuniones del Consejo Privado del abuelo?

─ Así es. Tenía unos diez años cuando mi padre me nombró su copera oficial. Pero cuando crecí, me dio un lugar en la mesa y comencé a participar en las decisiones que se tomaban.

─ ¿En serio servías vino a todos esos hombres?

─ Si ─rió Rhaenyra─ Pienso darle la misma ocupación a Joffrey.

─ Está bien ─respondió Maela─ Ya tiene edad suficiente como para involucrarse en ciertos asuntos.

─ Al igual que tú ─replicó su madre─ Quiero que des tu opinión en el consejo. No me gusta que te quedes callada y solo escuches. Tienes una voz y es importante que sea oída.

─ Pues ahora necesito que la oigas ─Maela miró fijamente a su madre. Rhaenyra frunció el ceño, extrañada por las palabras de su hija─ Mañana me nombrarás oficialmente tu heredera. Pero necesito que sepas algo importante antes de hacerlo.

─ Hija, me preocupas. ¿Qué ha pasado?

─ Hay algo que debo decirte desde hace tiempo. Llevo postergandolo por todo lo que estaba pasando. Pero ahora nos encontramos en un momento de paz, y es hora de que sea sincera contigo.

Maela hizo una pausa para darse un poco de coraje. Sabía que debía decírselo a su madre, era lo correcto. Ya había esperado demasiado tiempo.

─ Debes saber que en su tiempo en el Norte, Jacaerys conoció a una muchacha. Sara Snow, la hermana bastarda de Lord Cregan. Jace me dijo que ella lo había cautivado. Que sabía que lo que había hecho estaba mal, pero que no podía dejar de pensar en ella.

─ ¿Qué quieres decir, Maela?

─ Lo que digo, madre, es que en el Norte hay una niña que probablemente tenga un gran parecido a Jacaerys. Una niña que crecerá siendo una bastarda, al igual que su madre, pero que, en verdad, es la legítima heredera al Trono de Hierro.

Rhaenyra se tomó un momento para asimilar la noticia. Se puso de pie y se acercó a la ventana, donde la suave brisa que entraba la ayudó a aclarar sus pensamientos.

─ ¿Por qué me lo dices ahora?

─ Porque quería hacer lo correcto ─Admitió Maela─ Si decides nombrar a esa niña tu heredera y no a mi, te prometo que no me enfadaré.

Traicion de Sangre || HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora