TREINTA Y CUATRO

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─ ¿Cómo llevas la vida de casado? ─Maela preguntó a su hermano, mientras daban un paseo por la costa de la isla.

Lucerys agachó lo cabeza.

─ Es extraño ─murmuró─ Todo.

─ Ya te acostumbrarás ─lo atrajo hacia ella y depositó un beso en su cabeza─ Ahora debes cuidar de Rhaena, como ella también de ti. Y, si tienen suerte, pronto serán bendecidos con un hijo.

─ No sé si deseo ser padre tan pronto ─admitió─ Aún somos jóvenes.

─ ¿Rhaena desea ser madre?

─ No lo sé. No hablamos mucho. Al menos no tanto como antes.

─ Luke, no dejes que el matrimonio arruine la relación especial que ya tenían. Entiendo que las circunstancias no son las mejores, pero es importante que logren quererse y respetarse, por el bien de ambos.

─ Lo sé.

Hubo un momento de silencio, en el que los hermanos se detuvieron a contemplar la vista. Las olas rompían con delicadeza a sus pies, y se oían sonidos alejados de pájaros cantando y gaviotas. Un dragón sobrevolaba la isla. Danzarina Lunar, el dragón de Baela. Desde la muerte de Jacaerys, la joven pasaba mucho tiempos a lomos de su dragona, lejos del castillo. A veces, Adamm la acompañaba, por instrucciones de la reina. Pasaban mucho tiempo juntos. Pero Adamm había partido días atras hacia El Dominio, para unirse a las fuerzas de Tom Flores. Maela consideraba que en esos momentos, llenos de tristeza, era importante encontrar consuelo en alguien o algo. Ella misma se hallaba tranquila rodeada de sus hermanos, su madre y su esposo. Agradecía a los dioses que ellos estuvieran presentes en su vida, y les pedía que Jacaerys y Lord Corlys estuvieran descansando en paz, junto con el resto de las personas que también los habían dejado.

─ ¿Crees que ganaremos esta guerra, Maela? ─inquirió el joven─ ¿Crees que nuestra madre se sentará en el Trono de Hierro algún día?

Maela iba a responder a su hermano, pero fueron interrumpidos por Cregan Stark. El hombre iba solo, y cuando los principes notaron su presencia y lo miraron, él inclinó levemente la cabeza.

─ Lord Stark ─Maela se dirigió a él con una sonrisa─ ¿En qué podemos ayudarlo?

─ Princesa, si me disculpa, deseo hablar con usted a solas ─dijo el hombre─ Es algo importante.

Maela dedicó una mirada a su hermano, y con un gesto le pidió que se retirara. Lucerys no dijo nada, simplemente emprendió paso hacia el castillo, acompañado de uno de los guardias, dejando a solas a su hermana y a la Mano de la Reina.

─ ¿Disfruta del Sur, mi Lord?

─ En absoluto, princesa ─confesó sin descaro, lo que despertó una sonrisa en la joven. ─El Norte es único para mi. No lo cambiaría por nada del mundo.

─ Entiendo ─dijo─ Pero cuando mi madre se siente en el trono, usted seguirá sirviendo como su mano. Y, corrijame si me equivoco, pero la Mano de la Reina debe estar junto a ella en cada momento.

─ Le pido que no dude de mi, princesa. Cumpliré con mi promesa, y serviré a la reina todo el tiempo que pueda.

─ Pero el Norte es su hogar, Lord Cregan, y lo echa de menos ─lo interrumpe─ Créame cuando le digo que lo entiendo.

Él la miró por unos segundos. La mayoría de las personas sentían lástima por ella. Maela había soportado muchas cosas en la Capital bajo la tutela de la Reina Alicent. Pero había logrado escapar. Había vuelto con su familia. Pero, recientemente, la tragedia la había golpeado de lleno. Aún así, la princesa había dejado el dolor y tristeza, y había dado un paso al frente. Había tomado responsabilidades. Grandes responsabilidades. Así que, cuando la veía, Cregan Stark solo podía admirar la ferocidad y valentía que la princesa desbordaba. Sería una gran reina, así como también su madre antes de ella.

Traicion de Sangre || HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora