SESENTA Y TRES

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─ El Bosque de Dioses es mi lugar favorito en el castillo ─comentó Sara Snow a la princesa mientras caminaban por el lugar.

Maela se quedó mirando maravillada el árbol corazón, que estaba junto a un estanque. Era un antiquísimo arciano con una cara tallada de rasgos alargados y melancólicos, con ojos enrojecidos de savia seca, extrañamente atentos. No se parecía en nada a ningún otro árbol que hubiera visto antes.

─ Cuando era más pequeña, solía venir todo el tiempo aquí a rezar.

─ Es un lugar algo sombrío para conectar con los Dioses, ¿no lo crees?

Maela tomó asiento en un banco frente al árbol. Cargaba en sus brazos a su sobrina, quien dormía plácidamente.

─ En efecto, princesa ─Sara Snow tomó asiento a su lado─ Pero es tranquilo. Sirve mucho para pensar.

Entonces la muchacha se quedó observando el árbol, con la mirada perdida. La brisa susurraba entre las hojas del árbol y Maela se sintió extraña. Miró a la bebé entre sus brazos y vio el violeta de sus ojos asomarse otra vez. Una lágrima amenazó con caer, pero la princesa la secó rápidamente. Estar allí, tener a Lysa cerca, la hacía recordar cosas de su infancia, de sus hermanos. Y también la muerte de Jace.

─ ¿Lo amaste, Sara? ─rompió el silencio Maela. La muchacha giró hacia ella, dejando ver su expresión compungida. Quizás a Sara también le afectaba la presencia de la princesa allí.

─ Como a ningún otro hombre ─respondió dejando un suspiro─ Sabía que quererlo estaba mal. Él era un príncipe, y estaba comprometido. Pero desde el momento en que lo vi entrar al Gran Salón, me enamoré.

─ Querer a alguien no está mal ─le dijo Maela─ Mi hermano también te amaba, Sara.

Sara sonrió conmovida. Sus ojos grises brillaban por las lágrimas y entonces Maela estiró una mano para reconfortarla, pero entonces Lysa rompió a llorar y Sara tomó a la bebé entre sus brazos y se alejó un poco. Maela vio como Sara escondía a la bebé bajo sus pieles para poder darle pecho. La princesa jamás había visto que una mujer hacer eso con total naturalidad. Ni a su madre. Pensó que en el Norte las costumbres eran distintas, y se intentó convencer a si misma de que Sara y la bebé encajarían en la Capital, aunque sabía que era una mentira.

─ Sara ─la princesa se acercó a la muchacha, quien se cubrió el pecho y volvió a poner a la bebé a dormir─ No solo vine aquí para conocer el Norte y conocerlas a ustedes. También vine para hacerte una propuesta. Quiero que vuelvan al Sur conmigo, las dos. Quiero que la bebé crezca en la corte, junto a la reina y junto a sus tíos. Entonces tú podrías estar cerca de tu hermano, y Lysa podría crecer en un ambiente diferente, rodeada del amor de su familia.

─ Su propuesta es más que generosa, mi princesa ─sonrió Sara─ Pero el Norte es mi hogar. Aquí nací y aquí pienso morir. Además, no podría dejar a Rickon. Él es como un hijo para mi. Lady Arra murió dando a luz y desde entonces he sido lo más cercano a una madre que tuvo.

─ Entiendo, Sara ─Maela ocultó su decepción ─ Pero quiero que sepas que son más que bienvenidas en la capital.

─ Y ustedes lo son aquí, mi princesa. La reina, el príncipe consorte y sus hermanos. Todos pueden venir aquí y conocer a Lysa.

Ahora que Aegon se había convertido en jinete de dragón, podían comenzar a planear más viajes juntos. Borrasca aún era pequeño, pero crecía cada año más y más y llegaría el día en el que podría soportar un viaje largo. Entonces planificarían un viaje al Norte. Ella, Joffrey, Aegon y Viserys. Ya estaba decidido.

─ Princesa, su señor esposo ha regresado de la cacería ─El Maestre Willifer apareció en el jardín.

─ Gracias, Maestre. Estaré con él en un momento.

Traicion de Sangre || HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora