Capítulo 53

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Anya Petrova

El sonido del timbre me despierta de un ligero sueño. Tuve que pasar la noche en casa de Boris debido a su insistencia en estar juntos, pero no sucedió nada entre nosotros. Tan solo dormimos en la misma cama, el uno al lado del otro, simulando ser felices a pocos días de nuestra boda.

Me levanto de la cama, caminando hacia la entrada, donde se dirige Boris para abrir personalmente la puerta. Detengo mis pasos tras él, todavía adormilada tras dormirme a las dos y media de la mañana. Ahora apenas son las ocho y cuarto.

No veo a nadie detrás de la puerta, pero en el suelo hay una bolsa negra con una nota. La leo con rapidez antes de que Boris la oculte de sus manos. Dice:

«Creo que esto te pertenece, Boris. No te metas con la familia si no quieres acabar en ese estado. Att: Darek Lombardi.»

Es el hombre que se iba a llevar a Darcy, según lo que me comentó Duncan. Al abrir la bolsa lo vemos completamente descuartizado en trozos pequeños, como si se tratara de un puzle que se debe resolver. Pero la cabeza está entera y puedo ver los ojos inertes de ese hombre, rodeado de sangre seca y de su propio cuerpo.

Todo mi sueño se esfuma al presenciar eso.

—¿Qué significa eso? —le pregunto a Boris.

Él continúa paralizado, con ese trozo de papel en la mano.

—¡Boris! —lo zarandeo para que reaccione—. ¿Quién es ese hombre y por qué Darek te escribió eso? ¿Qué hiciste? —cuestiono, suavizando mi tono de voz—. Seré tu esposa, creo que debes explicarme a qué viene todo esto.

Las cosas van a estallar muy pronto entre la organización alemana e italiana. Esto es una prueba de ello. Ver a Boris con el semblante serio, pensativo y arrugando esa nota que le han dejado, junto a uno de sus trabajadores descuartizado en una bolsa de basura, significa que está al límite de cometer una locura.

Quizás Darek lo hizo con esa intención, para provocarlo. Aunque haya empezado Boris, yendo a por una pobre niña de siete años. No debió intentar secuestrarla, porque tiene el respaldo de todos los Lombardi. Y cada uno de ellos sería capaz de hacer algo semejante como lo que Boris presencia ante sus propios ojos.

—Duncan tiene una hija de siete años, se llama Darcy —me informa Boris—. Quise ir a por ella mandando a uno de mis empleados, pero no salió demasiado bien, por lo que ves —señala la bolsa.

—¿Duncan tiene una hija? ¿Seguro que es de él y no de cualquier otra persona?

—Lo estuvimos siguiendo hasta ese edificio, donde ella vive con otro hombre mayor, que será su abuelo. No se haría cargo de una niña que no le pertenece —aclara, desviando sus ojos verdes hasta los míos—. Es su hija. Y su punto débil.

—O podría ser la de Darek —sugiero—. No se tomaría tanta molestia en descuartizar a alguien si tan solo fuese su sobrina, ¿no te parece? —cuestiono, metiéndole dudas en su mente—. Si fue Duncan a visitarla, tal vez es porque Darek está demasiado ocupado con otras cosas de su organización.

Lo veo dudar por un instante.

—Quizás tengas razón, pero eso no significa nada. De quien sea hija no me importa, porque con esto comprobé que esa niña es el punto débil de la familia.

—¿Vas a atacar a una niña?

—No le haré daño —asegura—. Pero...

—Pero nada, Boris —lo corto, ejerciendo un tono más fuerte en mi voz—. No vas a hacer nada en contra de una niña inocente que no tiene nada que ver con lo que hace esa familia. Te aconsejo que no te metas en un problema innecesario con ellos, porque... el líder, es capaz de hacer eso y mucho más. Y Duncan, es el novio de tu hija. No te conviene.

El karma de Duncan [+21] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora