Capítulo 27

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Duncan Lombardi

«Creo que es hora de aclarar todo lo que quedó pendiente, Duncan. Debemos hablar sobre nuestro pasado, también lo ocurrido el último día que nos vimos. Tú decides si venir o no, pero espero que tomes la decisión de vernos. Hemos pospuesto demasiado todos estos temas y, tarde o temprano, debemos solucionarlos para poder estar en paz con nosotros mismos. Te mando la dirección, estaré aquí esperándote durante unos minutos. Si no vienes, entenderé que no quieres solucionar nada y que lo mejor, es continuar con esta absurda guerra de frialdad. Cabe aclarar que quiero que estés solo.»

Leo su mensaje, desconfiado de todas sus palabras. Lys también lo lee, curiosa, queriendo dar su opinión. Me envió ese mensaje estando con ella, en el club del hotel.

—Huele a trampa —comenta Lys, terminándolo de leer.

—¿No me digas?

—Sí, te lo digo porque tú de neuronas vas corto —bromea, buscando molestarme.

—Oh, habló la inteligente —digo, sarcástico.

—Lo soy, Duncan —sonríe—. Las personas inteligentes se limitan a actuar como personas estúpidas para que la gente, confíe en ellos —comenta, apoyándose en la barra—. Y para que los malos los subestimen —añade—. De esta manera piensan que pueden derrotarlos con facilidad, cuando en realidad, son manipulados por esas personas «tontas» que ellos piensan.

Asiento con la cabeza, dándole la razón a cada palabra que sale por su boca. Actuar como un imbécil siendo más inteligente que todas las personas que intentan joderte la vida, es lo mejor que podrías hacer. Sé silencioso, aparentemente estúpido y ten un plan secreto, esa es la clave perfecta para destruir a una persona. Nada de grandes venganzas, nada de grandes planes. Cosas pequeñas que pueden dañar a la persona que es tu enemiga.

Desvío de nuevo mi mirada hacia ese mensaje de Anya, pensando qué contestarle o qué hacer.

—¿Irás?

—De una forma u otra tengo que acabar con todo esto, Lys.

Ella suspira.

—Lo sé, Duncan. Pero ir ahí...

—Si uno de los dos debe morir, es mejor que sea ya. He aceptado mi destino hace mucho tiempo, Lys —le digo, sincero—. Si no voy hacia ella, ella vendrá hacia mí. Y créeme, no quiero seguir alargando más todo esto.

—¡No hables así! —me reclama, golpeándome el brazo con fuerza.

—¡Au! ¿Qué te pasa?

Luce molesta por alguna de mis palabras.

—¿Sabes qué me pasa? Que eres mi jefamigo y estás a punto de cometer una idea suicida tan solo porque estás cansado de la vida y quieres que alguien te mate. Quieres que sea la tal Anya para que ella finalmente logre su venganza y tú puedas descansar tranquilo.

—Confía en mí, Lys.

—Si ella te citó en ese lugar es porque tiene algo montado, Duncan —me intenta hacer entrar en razón, poniendo sus manos en mis mejillas. Sus ojos cafés se quedan clavados sobre los míos, observando como sus pupilas se dilatan—. Ese algo es una muerte segura para ti. ¿De verdad quieres morir?

La tomo de los hombros, estampándola contra la barra del local. Nadie nos está viendo y, si alguien nos mira en este mismo instante, no me importa demasiado.

—Llevo meses esperando este momento, pero no lo entiendes. Lo comprenderás con el tiempo, ahora no puedo contarte nada porque es muy largo y tedioso. Pero, créeme, todo esto forma parte de un plan mío —le aseguro, despreocupándola—. Puede salir mal, lo sé...

El karma de Duncan [+21] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora