𝑴𝒚 𝑫𝒂𝒓𝒍𝒊𝒏𝒈 - 𝑱𝒐𝒔𝒆𝒑𝒉 𝑸𝒖𝒊𝒏𝒏

𝑪𝒆𝒏𝒂

Narra Lily:

Volvimos a la cocina con la ropa desalineada y los cabellos alborotados. Nuevamente prendí la cocina y puse a cocer la carne.

Lily: ¿Ahora sí me dejaras hacer las empanadas? - pregunté riendo.

Joseph: Si - se paró a mis espaldas y me rodeo con sus brazos acariciando mí abdomen - ¿Puedo hacerte una pregunta?.

Lily: Claro - dije revolviendo la carne para que no se queme.

Joseph: ¿Te gustaría tener hijos en un futuro? - preguntó con su barbilla apoyada en mí hombro.

Me quedé helada antes su pregunta. En estos momentos no me sentiría capaz de tener un ser humano entre mis brazos, con la gran responsabilidad que conlleva eso. Claro que en un futuro muy, muy lejano, tal vez me gustaría formar una familia con alguien que esté dispuesto a dar todo para tener una.

Lily: No lo sé, ¿a ti? - por alguna razón la pregunta me daba miedo.

Joseph: A mí si me gustaría. Solo imaginarme una familia de tal vez dos pequeños, un niño y una niña, corriendo por el parque mientras yo estoy con su madre viéndolos. Sé que tal vez parece una película de Disney pero si me gustaría formar una linda vida con una persona...

Sus palabras hicieron qué mis ojos se cristalicen y mí corazón comience a latir como si fuera a correr una maratón. No sé porque sus palabras causaron tanto en mí pero de solo imaginarme a Joe con dos niños me emocionaba.

Joseph: ¿Que sucede? - preguntó al ver que me aparte repentinamente.

Lily: Nada, la carne ya está lista - limpié algunas lágrimas que amenazaban con salir - Si quieres puedes ir preparando las tapas de empanadas para cuando se enfríe el relleno - sugerí.

Joseph: Bien - dijo no muy seguro por mí actitud.

Ambos nos quedamos callados y yo veía como Joe me miraba de reojo mientras yo cortaba algunas verduras para el relleno.

Joseph: Si te incómodo algo de lo que dije anteriormente te quiero pedir una disculpa.

Lily: No te preocupes Joe, está todo bien - dije para tranquilizarlo.

Joseph: ¿Y porque te pusiste así?.

Lily: Solo... la pregunta no es una de mis favoritas, pero tú no tienes la culpa - expliqué.

Joseph: Entiendo, no la volveré a hacer.

Terminamos de preparar las empanadas y el ambiente ya estaba más relajado y Joe no paraba de hacer chistes o en ocasiones se acercaba y me hacía cosquillas en las costillas.

Metimos las empanadas al horno, esperamos el tiempo necesario mientras escuchábamos música y bailabamos en la sala.

Estábamos bailando como si estuvieramos en las épocas de antes cuando los ricos bailaban en fiestas con grandes vestidos y trajes carísimos. Un vals lento, la mano del caballero en la cintura de la dama, y la mano de la dama en el hombro del caballero. Ambos haciendo contacto visual mientras la pieza lenta suena de fondo.

Joe me saco de mis pensamientos cuando se acerco a mí oido y susurro:

Joseph: Quisiera estar así toda mí vida pero supongo que la comida se va a quemar.

Todos los vellos del cuerpo se me erizaron al escuchar las primeras palabras.

«¿Quisiera estar así conmigo toda su vida?»